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Bar du Marché

Bar du Marché


Publicación:26-12-2020
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En la nave del viejo Leo, que no sucumbió de Covid 19 ni de ninguna otra extrañísima causa como la mutación británica de pánico

Para Susana, con amor, por ese vuelo nuevo que ilumina su vida.

En la barca plena de cantos y amores de mi viejo Leonard Cohen, después de tanto tiempo sucedido, de ver el deshojarse de vidas y árboles, incluso nubes, historias enteras, fugas de luz y oscuridad, porque muchos murieron y mueren hoy por ese terrorífico y estúpido mal que si no te tapias nariz y boca, además del quebranto y de la queja, metiéndose por el costado, verdaderamente insidioso, podría quebrarte el corazón. Y sí.

En la nave del viejo Leo, que no sucumbió de Covid 19 ni de ninguna otra extrañísima causa como la mutación británica de pánico. En circunstancias arduas, podría decir lacerantes, llego a mi patria, después de tanto desvarío, decidido a matar sin piedad a todos y cada uno de los pretendientes para luego aliviar mi nostalgia y enfilarme a eso que alguna vez llamaron futuro.

Porque, desamparados, sin tiempo presente y sin Historia, vagamos con los quicios perdidos.

Porque todos necesitamos un sentido, una estrella por alcanzar, sublime, un amor que nos cobije muy de mañana, de tarde o cuando la sombra de la incertidumbre vence a la luz y nos conduce a las brumas de la ansiedad o del insomnio.

Porque lo ocurrido y lo que pasa no es sencillo. Nunca una Odisea, el viaje sin fin, o la historia de una bella mujer que aguarda a su Ulises tejiendo y elucubrando, viendo el mar, ese mar que siempre recomienza y fascina.

Cohen, mi viejazo, en un día de aliento y borrasca, me dijo: llegarás a nación donde florecen el amor, las naranjas, el té, porque Suzanne te espera. Viajarás entonces hasta donde el mar no termina, con ella, con su vestido blanco o rojo de gasa egipcia.

Llegarás a región, al Bar du Marché, rue de Seine, París, donde la sirena te atrapará para siempre, no con sus cantos engañosos y finos, sino con su insólito silencio la náyade de Estambul bella y magnífica, sonriente, te retendrá sin remedio.

"La pasión es una santa demencia que te dice: esto es lo que hay que hacer: / Te podrá asaltar distraído / cuando no esperas nada / o navegas sin ton ni son / y entonces / si te llega / si llega hasta ti / una reina vestida de blanco / especialmente de blanco / y sonríe / sólo abre tus mandíbulas / y aúlla. / Y ámala… / Ámala… / Ámala."

Muy cerca de Saint-Germain-des-Pres, barrio de Luxemburgo, el bar, el para siempre nuestro Bar du Marché, tiene trancadas puertas y ventanas. Porque el mal injusto y repentino ha venido a llamar al toque de queda, a resguardarnos en plena desilusión y naufragio. Como si mereciéramos tanto castigo.

Después de nación, llego a Polanco, a mis orquídeas, al Catamundi de ella, a los andadores blanquecinos, vacíos y muy tristes.

En el parque Lincoln los pájaros esperan y no sé por qué me recuerdan a esas cabras norteñas del África que comen y duermen en las copas de los árboles argán. Como nosotros que, llenos de espanto y desconsuelo, hemos abandonado la tierra no tan firme para sobrevivir entre vientos y alturas. De puro miedo, en las azoteas. De tanto esperar a Tiresias, el adivino ciego de Tebas que sacó de dudas al atribulado Edipo y aconsejó el camino de regreso a Ulises.

Llego a la patria, a Ítaca, pero también a Cuajimalpa, Xochimilco, Querétaro y Villahermosa, donde las nochebuenas perdieron su color en esta navidad en la que nada nace o se avizora nuevo y distinto. Porque quedó, flotando, como si nada, inoportuno, remiso, ese olor amarillento e inútil que tiene el cempasúchil del dos de noviembre cuando la malvada de la muerte nos aflige.

Llego a mi patria, ansiando el beso, la caricia, el abrazo de todos los que pertenecen al mundo que yo amo. Llego temprano para regar un poco a mi orquídea misteriosa, viendo cómo crecen y resisten nuestros niños sabios como gigantes.

Todos necesitamos volver a tener un sentido, por ellos, por nuestros niños y por nosotros, por las flores, maravilloso ejemplo de fuerza y sobrevivencia.



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