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Recoger los dados

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Publicación:01-04-2023
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Como la de Elena Garro, la historia de sus manuscritos parece errante, azarosa, insólita, sugerente como ciertas leyendas

La de Elena Garro parece una historia subrepticia de sospechas, de equívocos, de errancia, de difamaciones, de huidas, de recelos, de anécdotas insólitas e inciertas, de leyendas inquietantes y misterios, de inverosimilitudes. Su rastro, sin embargo, no deja de conformarse de manuscritos inagotables.

En una carta escrita con fecha "enero 30 de 1962", reproducida en el libro Editorial de la Universidad Veracruzana 40 años. Crónica y testimonios, coordinado por Rafael Antúnez, Elena Garro le confesaba a Arturo Serrano: "Tengo baúles de inéditos, pero no tengo editorial. No sé cómo se buscan los contratos."

Sergio Galindo, en ese tiempo director de la editorial de la Universidad Veracruzana, que había publicado en 1958 el primer libro de Elena Garro: Un hogar sólido, le respondió desde Xalapa, Veracruz, el 14 de febrero de 1962, entre otras cosas: "Dice usted en su carta que tiene 'baúles de inéditos', envíeme cuanto antes medio baúl. Sé que usted escribió una novela hace algún tiempo, me intereso mucho por ella, si me la remite la publicaré inmediatamente. Envíeme también cuento y teatro, todo lo que usted hace es valioso".

Como la de Elena Garro, la historia de sus manuscritos parece errante, azarosa, insólita, sugerente como ciertas leyendas. En una carta fechada en Madrid el 29 de marzo de 1980 que le envió a Emmanuel Carballo, quien la publicó en Protagonistas de la literatura mexicana, Elena Garro refiere que escribió Los recuerdos del porvenir "en 1953, estando enferma en Berna y después de un estruendoso tratamiento de cortisona (...) En 1960, Estrellita mi hermana recogió un baúl en el hotel Middletown de Nueva York, en el que había abandonado Los recuerdos, y me lo trajo a Francia. La novela estaba medio quemada. Yo la puse en la estufa en México y Helenita Paz y mi sobrino Paco la sacaron del fuego. De manera que tuve que remendarla".

En el baúl, sostiene Olivia Teroba, Elena Garro "guardaba apuntes, cuentos, notas, sus memorias, una novela llamada Larga es la noche, Loreto y ´el libro de (Greta) Garbo, que se convirtió en una historia de la revolución rusa, mezclada con la historia de Hollywood´ (Mora 283), entre otros manuscritos. Algunas de estas obras pueden encontrarse en la biblioteca de la Universidad de Princeton. Otras están extraviadas". Entre los manuscritos resguardados en la Caja 2, con los números de folders 13, 17 y 18 en la Universidad de Princeton, según la nota del editor Marcos Daniel Aguilar, se hallan los Relatos recobrados de Elena Garro. Nunca mates a alguien, siempre hay dos ojos que te ven. Martín. Katrin y María, que, según ha informado confiablemente EL UNIVERSAL, acaban de publicar ediciones del lirio y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla con prólogo de Olivia Teroba.

Un manuscrito puede convertirse en una curiosidad, en una superstición, en un secreto; a veces puede importar una revelación y una noticia. Los manuscritos de Elena Garro no dejan de despertar suspicacia ni de deparar asombros y admiración. Los relatos recobrados recientemente revelan textos en los que el devenir cotidiano vuelve a resultar inquietante, dominado por temores inciertos, encubiertos por un sentido del humor soterrado, insólito y desconcertante. La edición reproduce manuscritos y originales mecanográficos (en algún caso en una máquina carente de "ñ" y tilde para marcar los acentos ortográficos) que pueden sugerir rastros de una escritora clarividente que, en una carta que le escribió el 3 de julio en Madrid a Emmanuel Carballo revelaba que para ella "el tiempo se detuvo en una fecha lejana, que extrañamente es la misma fecha que dí en Los recuerdos del porvenir para fastidiar a los Moncada" y que confesaba que "yo misma había escrito mi suerte, lo cual comprueba mi teoría: la memoria del futuro es válida. Pero me ha fastidiado, y estoy cambiando los finales de todos mis cuentos y novelas inéditas para modificar mi porvenir(...). No deseo más tragedias. Tal vez, si no logro remendar mi futuro, los queme. El gato escaldado del agua huye... aunque pensándolo bien, las cartas están echadas. ¿Crees que pueda recoger los dados?"



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