En Escena Cine
Un lugar en silencio: Día uno – Vivir el fin del mundo
Publicación:28-06-2024
TEMA: #Estrenos
Cuando John Krasinski irrumpió en el cine con “Un Lugar en Silencio”, sorprendió a la audiencia no por el mundo que había creado —películas de alienígenas invasores hay en cada esquina— más bien por la manera de contar su historia, a través de un guion contenido, una dirección pausada y poquísimos diálogos, características poco vistas en las grandes producciones del Hollywood contemporáneo.
En la primera parte de la franquicia, Krasinski se fundamentó en el suspenso a través del silencio, pero también lograba momentos emotivos mediante la quietud y el ritmo calmado que daba espacio para desarrollar a los personajes y sus relaciones entre sí, en este caso, las de una familia.
Luego de convertirse en un éxito, se realizó la segunda parte que, sustentada por su predecesora, se concentró en la acción y en las marcas que dejó el apocalipsis sobre la humanidad, ello sin alcanzar notas tan altas como la primera, pero reuniendo lo suficiente para sostenerse y trabajar una cinta más.
Ahora, cuatro años después y sin Krasinski como realizador, "Un lugar en silencio: Día uno" nos lleva a donde comenzó el final: Nueva York, la ciudad más ruidosa del mundo, de acuerdo con un párrafo expositivo al inicio de la película.
Krasinski ya no está en la silla de director, pero sí en la de escritor, sin embargo, el gran asiento lo ocupa Michael Sarnoski, el cineasta detrás de “Pig”, y se nota mucho el cambio de enfoque en esta nueva cinta.
La película arranca en un hospicio ubicado a las afueras de la ciudad, donde Sam, encarnada por la siempre excelsa Lupita Nyong’o, una mujer enferma de cáncer en etapa cuatro, lee su último poema al grupo de apoyo que la rodea sin juzgarla. No es el mejor de sus textos, sin embargo, el enfermero Reuben, interpretado por Alex Wolff, su único “amigo” además de su gato, la anima aplaudiéndole sin mucho ahínco.
Esa misma tarde, el enfermero invita a la débil escritora y al resto del grupo a un viaje en autobús para asistir a una función de marionetas en el corazón de Manhattan, invitación que ella acepta bajo la condición de ir por pizza en el viaje de regreso.
En las primeras secuencias de la cinta, Sarnoski empieza a contar una historia íntima y personal, en la que Sam avanza dolorosamente un día a la vez con la ayuda de medicamentos paliativos. En el teatro, el segundo punto clave de la cinta es la función en sí, que conmueve a la joven y la orilla a salir del lugar para que los demás no la vean llorar. Pese a estar muriendo, Sam todavía tiene algún anhelo de vivir.
El detonante llega como se anticipaba; tras enterarse de que no habrá pizza, Sam sube molesta al autobús y se aísla del resto, luego, ocurre: los extraterrestres, llamados Ángeles de la Muerte, llegan a la Tierra y se desata la masacre, situación que pone a la protagonista y a su gato Frodo al borde del fin del mundo, uno que ella lleva esperando desde hace tiempo.
En su viaje, la cínica poeta se encontrará con Eric, (Joseph Quinn, conocido por su actuación en “Stranger Things”), un temeroso joven estudiante de leyes que dejó toda su vida en Inglaterra y juntos, el inesperado dueto tendrá que unirse para ir por esa pizza y sobrevivir en una ciudad que se desmorona un grito a la vez.
Mientras Krasinski manejaba el tono y el ritmo a través de escenas constantes de suspenso, aquí, Sarnoski pretende ser más íntimo, mezclando el suspenso con el drama, lo que entorpece los compases de la película y aunque el personaje de Sam está matizado, el de Eric no llega a ser tan profundo porque no queda mucho espacio para él, lo que genera momentos superfluos, emotivos y gratuitos que la cinta no se ha ganado.
Sarnoski sabe aprovechar el suspenso y estira las escenas para angustiar a la audiencia, por eso, la abrupta aparición de la banda sonora de Alexis Graspas rompe el silencio con el propósito de conmover, interrumpiendo y revolviendo emociones encontradas.
Si las anteriores fueron thrillers que pretendieron atraer al gran público a las salas de cine, “Día uno” es un lanzamiento de verano que bien podría estrenarse en un festival de cine independiente, un relato no acerca de cómo sobrevivir al fin del mundo, sino de encontrarle sentido a la vida incluso cuando ya esté por terminar.
La cámara prioriza los encuadres cerrados, los primeros planos y planos detalle para exhibir los rostros de horror y emoción de los sobrevivientes. Con cada trepidante secuencia de acción hay dos de quietud, aprovechadas para abordar los rasgos de la humanidad de los protagonistas, a través del reflejo que hallan entre sí.
Pese a tener los momentos más humanos de la trilogía, “Día Uno” es la que menos domina el tono, entregando una historia entrañable, dentro de todo el ruido de un blockbuster de Hollywood.
Director: Michael Sarnoski
Reparto: Lupita Nyong'o, Joseph Quinn, Alex Wolff, Djimon Hounsou
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