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Opinión Editorial


Salvación por Lalo “la Brocha”


Publicación:03-07-2021
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Hace unos días me enteré que habían secuestrado a mi amigo… y después lo encontraron muerto

¡Uno,  dos, tres por mi y salvación por todos mis amigos! Así solíamos jugar a las escondidas  en las calles de nuestra colonia de la infancia: “La Victoria”. También recuerdo que jugábamos futbolito con unas porterías hechas con dos piedras simulando los postes. Se armaban   “las retas”  con los amigos de las otras cuadras, que  por cierto  la mayoría  eran familia; estaban   primos,  hermanos , sobrinos  etc. Los  Gámez que eran suficientes no para hacer un equipo  sino dos o hasta tres.  En nuestro equipo recuerdo que  jugaba: “el pelitos”, Cristóbal,  Tatis, mi hermano  Beto, Luis “el Loco”,  Lalo “la Brocha” y yo entre otros. 

Recuerdo como gozamos  esa hermosa infancia que vivimos  en las calles a altas horas de la noche, sin temor, ni peligro. Un día siendo adolescente mi amigo,  Lalo   “La Brocha, se fue de la colonia, sus papas se cambiaron y lo deje de ver por mucho tiempo. Algunas veces él solía ira a visitar  a los amigos de la niñez  en  nuestra colonia   pero   después me tocó a mi dejar el barrio y pasaron  muchos años para volvernos a encontrar.

El rencuentro con Lalo era mas que actualizarnos de nuestra vidas, revivir  las aventuras de la infancia, por ejemplo de cuando nos íbamos caminado a la Monumental Monterrey  de noche junto con la palomilla del barrio para ver la lucha libre  que a veces  era ir  un día entre semana o los  domingos que eran las estelares. 

“La Brocha” es de esos amigos entrañables de la infancia que por el destino solo nos buscábamos cada tres  o cuatro  años, pero cada vez  que nos encontramos nos vemos  igual, por que no te fijas en el aspecto  físico al estar conversando,  la platica  ya no es de dos hombres  de 40 o 50 años, si no que terminábamos riéndonos a carcajadas  como los niños que fuimos. 

Hace un par de años a Cristóbal, el otro amigo de la barrio, se le ocurrió actualizar a los  camaradas en las tecnologías, al fin de cuentas era el momento  de resetear nuestra amistad, estábamos ya entrado al “quinto piso”, así que  nos unió por medio   un grupo de WhtasApp, en el cual  solo apreciamos Cristóbal, Beto Gámez ( el de la gran familia) por supuesto Lalo “la Brocha “   y yo. 

Ahí estábamos los cuatro  niños de casi 50 años intentando comunicarnos nuevamente mediante un aparato que la verdad no imaginamos que podía llegar a existir, alguna vez vimos en la película por televisión la escena clásica de “Santo llamando  a Blue Demon”; los luchadores  se comunicaban por  una especie de  radio o teléfono que se conectaba por cables a  una  de televisión grandota   y se podían  ver.  Pero hoy, con un pequeño aparato telefónico sin cables  te conectas  con el mundo y los puedes ver, oír  o  escribir a tus amigos donde quiera que estén.

En estos momentos observo mi celular y quisiera mandarle este escrito a mi entrañable amigo de la infancia, o llamarles con alguna aparato viejo al Santo o Blue Demon para que nos ayude, por que hace unos  días  me enteré que habían secuestrado a mi amigo… y después  lo  encontraron  muerto.  Quisiera correr de nuevo como cuando éramos  niños  en las calles del barrio  y gritar uno , dos , tres por mi… y salvación por Lalo la Brocha.  



« José Luis Galván Hernández »