En días pasados, amanecimos con una noticia que a nadie nos sorprende, pues es algo que venimos señalando desde hace muchos años: Metrorrey es un organismo que se está quedando obsoleto y es muy ineficiente, pues reportó que su déficit operativo se disparó 63% en el 2023, es decir, en números reales, de pasar a tener en 2022 pérdidas por 322 millones de pesos, en 2023 las pérdidas fueron de aproximadamente 526 millones de pesos.

Una nota periodística revela que, pese a que el número de usuarios aumentó, le aumentaron el precio del boleto del metro y el organismo recibe más apoyo económico estatal, se agravan las pérdidas. Es importante señalar, que Metrorrey es un organismo descentralizado, que cuenta con su propio Consejo de Administración que es la autoridad máxima de la institución, el cual, entre otras atribuciones, tiene la de determinar las políticas, estrategias, normas y criterios de organización y administración que orienten las actividades del organismo,  administrar los ingresos del organismo y los bienes que se incorporen a su patrimonio y proponer las tarifas para el cobro de los servicios a la autoridad competente, por mencionar solo algunas.

El desarrollo y operación eficiente de un organismo público descentralizado como Metrorrey, crucial para la movilidad y el bienestar de la comunidad, requiere una integración en su Consejo de Administración que refleje la experiencia técnica y especializada necesaria para abordar los desafíos actuales y futuros en el sistema de transporte público. Actualmente, la composición del consejo se inclina hacia la representación burocrática, lo que puede limitar su capacidad para tomar decisiones ágiles y efectivas, así como su capacidad para innovar y adaptarse a las demandas cambiantes del entorno urbano.

Por todo ello presentamos una iniciativa de reforma en la que se plantea equilibrar la composición del Consejo de Administración de Metrorrey, otorgando mayor peso a perfiles técnicos y especializados que desde la academia y la sociedad civil aportEN una visión distinta al organismo, en áreas como ingeniería civil, planificación urbana, transporte público, tecnología de la información, gestión de proyectos, y otras disciplinas pertinentes. Al hacerlo, se busca capitalizar una serie de virtudes operativas que contribuirán significativamente al éxito y la eficiencia del organismo.

Es decir, la inclusión de expertos en áreas relevantes garantiza que el Consejo esté equipado con el conocimiento y la perspectiva necesarios para tomar decisiones fundamentadas y efectivas en relación con la infraestructura, el mantenimiento y la expansión del sistema de transporte.

Al hacer a este Consejo, un organismo menos burócrata y más técnico, se busca que sea más ágil en la identificación y respuesta a los problemas operativos y las necesidades emergentes del sistema del metro, lo que permite una gestión más dinámica y proactiva de los desafíos, así como orientar las decisiones hacia soluciones sostenibles y de largo plazo.

Por otra parte, un punto importante a resaltar es que el que la academia y la sociedad civil se encuentren en este Consejo, se promueve una mayor transparencia en la toma de decisiones y una rendición de cuentas más sólida frente a la comunidad y otras partes interesadas. Por lo que, estamos convencidos que esto puede contribuir a una gestión más eficiente de los recursos financieros y humanos de Metrorrey, asegurando que se asignen de manera óptima para maximizar los beneficios para los usuarios y la comunidad en general.