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Opinión Editorial


‘Renovarse o morir’


Publicación:01-02-2021
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Nuestra responsabilidad y obligación es impulsar sus iniciativas, encauzar sus denuncias y abanderar sus demandas

La Diputación Permanente del Congreso del Estado, por mi conducto, rindió ayer 1 de febrero el informe de actividades legislativas desarrolladas durante el receso del Primer Período Ordinario de Sesiones del Tercer Año de Ejercicio Constitucional de la LXXV Legislatura, cuyo resumen aquí comparto:

La Diputación Permanente se instaló el 18 de diciembre de 2020 y celebró cuatro sesiones ordinarias, en las cuales turnamos 22 asuntos a las comisiones de dictamen legislativo, remitimos a la Comisión de Vigilancia los avances de gestión financiera de los gobiernos municipales, deliberamos sobre 11 puntos de acuerdo sometidos a nuestra aprobación y nos ocupamos de que el Poder Legislativo estuviera representado en los actos cívicos a los cuales fuimos convocados y en donde participamos con apego a los protocolos sanitarios.

Los trabajos se desarrollaron en un ambiente de respeto a las ideas opuestas como sucede en una sociedad plural y más todavía en un parlamento abierto, así como de estrecha colaboración con los titulares del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial para hacer frente a la pandemia del Covid-19, por lo que firmemente creo que en Nuevo León debemos continuar con el diálogo constructivo y la crítica ponderada, porque nos permiten alcanzar consensos reales y productivos entre las diversas fuerzas sociales, políticas y económicas aquí representadas y que repercuten fuera del Poder Legislativo.

Quienes integramos un órgano de dirección desearíamos continuar todo el ejercicio constitucional en el trabajo de facilitar los debates y de agilizar los procesos para aprobar leyes y reformas que beneficien al pueblo, tal y como ha ocurrido en nuestra Legislatura. Así lo comprueban los 2,021 decretos, acuerdos y acuerdos administrativos resueltos de septiembre de 2018 a enero del 2021. Por ello, me permito asegurar que seguiremos comprometidos en cumplir nuestro mandato popular, a través de una agenda de trabajo legislativo que nos ayude a convertir las diferencias en consensos y nos permita transitar por el camino del desarrollo sustentable y del progreso comunitario.

Las puertas de esta casa del pueblo están siempre abiertas para sus habitantes. Nuestra responsabilidad y obligación es impulsar sus iniciativas, encauzar sus denuncias y abanderar sus demandas, por lo que refrendamos el compromiso de levantar su voz y sacar adelante sus peticiones, especialmente las que beneficien a nuestra niñez y juventud, a niñas, mujeres y madres en situación vulnerable y a personas adultas mayores, con discapacidad, migrantes y grupos étnicos, sin olvidar a campesinos, obreros y trabajadores en general.

Iniciamos el último tramo de nuestro tiempo legislativo. Son tiempos difíciles. Al día de hoy no hay familia que no haya sido afectada por el virus o que lo enfrente en los hospitales o en sus hogares, como nuestro compañero y amigo Zeferino Juárez Mata, que está luchando para recuperarse. Tenemos que decir también, muy tristemente, que hubo decesos entre los compañeros de la prensa, quienes fueron contagiados en su labor de informar a la comunidad. En paz descansen y nuestra solidaridad con quienes han perdido un ser querido.

A partir del marzo del 2020 la vida cambió. Este Congreso nunca se detuvo y, como actividad esencial que es, se adaptó a la nueva realidad. Para ello, modificamos nuestro marco legal, para continuar labores en forma híbrida y con estrictas medidas de seguridad. Además, modificamos la Ley de Egresos para crear el Fondo Covid-19 y destinar recursos a la reconversión hospitalaria, a la aplicación de pruebas y a la compra de insumos de emergencia, necesarios para la atención médica y los servicios de salud, entre otras acciones.

Si con algo tiene similitud este momento histórico que vivimos, es con el final de la segunda guerra mundial. Tras la devastación, las naciones declararon el “año cero”. Esto es, un nuevo inicio para la humanidad. Tras la pandemia, así lo creemos, el mundo volverá a reiniciar de cero, para reinventarse y reconocer los errores que nos hicieron débiles. Volverá a reiniciar de cero para responder a los nuevos desafíos humanos y transitar hacia un nuevo modelo civilizatorio, con valores y objetivos más racionales, encaminados a crear bases firmes para el bienestar colectivo y del planeta, tal y como lo ha reconocido hace unos días el presidente del Fondo Monetario Internacional, Klaus Schwab.

El modelo económico esta reinvención para dejar de privilegiar la ganancia de corto plazo de unos cuantos y ampliar la mira hacia metas de largo plazo de bienestar general, con nuevos y sólidos sistemas de salud, educación, trabajo, alimentación, vivienda, seguridad y con un compromiso de cero emisión de gases efecto invernadero, hasta alcanzar la neutralidad climática.

Hoy como nunca se actualiza la frase del filósofo Miguel de Unamuno: “el progreso consiste en renovarse o morir”.



« Lupita Rodríguez Martínez »