Entonces, detienes el carro. Si vas caminando, te sientes obligado a sentarte. Si estás en casa, evitas mirar por la ventana. Cierras y abres los ojos. Sientes que te atacan, que se van a estrellar contra el cristal o que al caminar caerán sobre tu rostro. Te cubres y manoteas, tratando de deshacerte del "pájaro de piedra".

Janeth, Paco y yo estábamos atentos al relato que nos contaba Gil, un amigo que ha sufrido del síndrome del "pájaro de piedra". No es que un pájaro ni una piedra se dirijan hacia ti, es simplemente la resaca enorme por la ingesta de alcohol de la noche anterior. Ves volar cualquier cosa, incluso una mariposa, y sientes que son piedras que se dirigen hacia tu cabeza o tu cristal. La cruda te sumerge en un alucine medio paranoico.

Esta semana sentí un poco ese síndrome sin tener resaca ni haber bebido la noche anterior. Sentí corcholatas volando por el aire. Venía desde Santiago por la Carretera Nacional y atravesé todo el centro de Monterrey, San Nicolás, Apodaca y llegué a Escobedo. Durante ese largo trayecto, los panorámicos de los aspirantes de Morena se veían por todos lados, así que sentí que en cualquier momento aparecerían algunos para estrellarse en la ventana de mi coche.

Pero sucede lo mismo que con el síndrome del "pájaro de piedra"; ni existe esa propaganda política para el INE, ni los aspirantes la ven y, por supuesto, ellos no la colocaron. Todo es parte de la resaca que se experimenta después de dejar el poder, obligados por las normativas internas del partido Morena y las presiones ejercidas por "el corcho Ebrard" al adelantarse y renunciar como Secretario de Relaciones Exteriores.

Por otro lado, en "La Alianza Opositora", siguen inmersos en la gran resaca de haber perdido el poder presidencial y 21 Estados de la República durante estos cinco años de gobierno de AMLO. En las mañaneras, ven a diario al "pájaro de piedra", sienten que se les va la cabeza y la paranoia crece por el temor de levantarse y saber que, sin importar cuál sea el resultado de las encuestas de Morena, estarán otros seis años más.

Después de más de cincuenta años de vida, me sorprende cómo los jóvenes millennials, como mi amigo Gil, traen consigo nuevos conceptos. Sin embargo, la oposición, que estuvo tanto tiempo en el poder, parece no entender el juego político al que AMLO los somete desde las mañaneras. Aún no se han recuperado de la resaca de la pérdida del poder, y entonces les llega la paranoia y les da el síndrome del "pájaro de piedra".