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Opinión Editorial


Observador electoral


Publicación:28-03-2022
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El próximo 10 de abril tendrá lugar la consulta ciudadana sobre la revocación de mandato.

El próximo 10 de abril tendrá lugar la consulta ciudadana sobre la revocación de mandato, instrumento que podría determinar la conclusión anticipada del mandato presidencial a partir de la pérdida de la confianza.  

Ya usted lo sabe, es un ejercicio muy similar al de una elección, con una lista nominal ya aprobada, casillas en las que participarán los ciudadanos como funcionarios, quienes además tendrán la tarea de contabilizar las boletas y demás etcéteras.

El Instituto Nacional Electoral, INE, tiene un presupuesto de 19 mil 736 millones de pesos para este 2022, pero no se vaya con la finta; no todo será para esta consulta popular.

Hay que recordar que este año hubo comicios en los estados de Puebla (6 de marzo), Veracruz y Oaxaca (27 de marzo); en Chiapas será el 3 de abril y en Edomex, el 15 de mayo; a lo anterior súmele el financiamiento a los partidos políticos.

Todas y todos estamos invitados a participar en la consulta, con la salvedad de aquellos que han acudido a últimas fechas a hacer su trámite de renovación de credencial por vencimiento; a todos ellos se les hace ver que pueden aplazar su proceso para después de este evento o en su defecto, firmar una responsiva en que se dan por enterados de que al dar celeridad a su trámite en estos momentos, no podrán acudir a la urna, todo ello por efectos de la lista nominal.

Una figura muy importante en los procesos democráticos como el que se avecina, es el de las y los observadores electorales, es decir, ciudadanos mexicanos con sus derechos civiles y políticos a salvo que estén interesados en conocer el desarrollo y actividades que se realizan antes y durante las elecciones, y en este caso, para observar el desarrollo de la revocación de mandato.

Según lo explica Ciro Murayama en su trabajo “La observación electoral en México: de la democratización a la consolidación democrática”, fue gracias a las reformas electorales de 1993, que en la elección de 1994 figuró de manera oficial la observación electoral, contándose con el apoyo de la ONU para el proceso de asesoría técnica y capacitación.

Se preguntará usted ¿por qué o para qué ser un observador electoral? Recordemos que en México la democracia nos ha costado mucho y también en mucho ha sido gracias al involucramiento de las y los ciudadanos en este tipo de procesos.

Es así que gracias a la participación de los observadores se ayuda a validar las elecciones en aras de fortalecer la democracia y por supuesto, detectar áreas por mejorar.

Si bien no se requiere ser un experto en el tema electoral para ser observador, sí se requiere de cierta capacitación para conocer sus derechos y obligaciones.

De acuerdo con la página del INE, hay hasta ahora 6 mil 637 solicitudes individuales de personas interesadas en participar como observadores.

No es sencillo construir confianza, pero es entre todos las y los que participamos en este tipo de ejercicios, bien como funcionarios de casillas, bien como observadores o bien, como ciudadanos que van a la casilla a emitir su respuesta sobre la única pregunta que involucra esta consulta, es como se fortalece la democracia del país.




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