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Opinión Editorial


Mujeres líderes


Publicación:26-09-2022
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Nada nuevo bajo el sol con el triunfo de Giorgia Meloni en Italia.

Nada nuevo bajo el sol con el triunfo de Giorgia Meloni en Italia y aunque para la opinión pública internacional su ascensión es peligrosa por representar la extrema derecha y posturas duras en los temas de inmigración y comunidad LGBT+, a los italianos votantes, les gustó y ahora será la primera ministra.

Con Meloni crece el número de mujeres líderes en el mundo, mujeres que deben y deberán seguir tomando a diario grandes decisiones -buenas o malas-, que impactarán a millones de personas.

Hace no mucho, Liz Truss asumió la Primera Magistratura de Inglaterra; la reina Isabel II alcanzó a recibirla un par de días antes de su muerte, en el palacio de Balmoral, protocolo indispensable para asumir el poder tras la salida de Boris Johnnson.

60 millones de personas en Italia y 56 millones de habitantes en Gran Bretaña; población que ni junta, alcanza los 129 millones de mexicanos, pero bueno, ese es otro cantar.

El caso es que ambas, junto con Úrsula von der Leyen, presidenta de la Unión Europea, seguro le cambiarán la fisonomía al denominado Viejo Continente.

Más allá de los asegunes que los politólogos le pongan a cada una de estas damas, yo quiero aplaudir que las mujeres sigan conquistando más espacios de alta envergadura.

Ellas se suman al legado de mujeres como Ángela Merkel, en Alemania; Mette Frederiksen, de Dinamarca; Sanna Marin, en Finlandia, y aunque no todas siguen en el poder, ni son los únicos casos, lo que queda en claro es que el suelo va siendo cada vez más parejo.

América Latina ha tenido sus dosis de liderazgos femeninos en las personas de Violeta Barrios de Machorro, en Nicaragua; Mireya Moscoso y Laura Chinchilla, en Panamá; Xiomara Castro, en Honduras; Jeanine Añez y Lidia Gueiler, en Bolivia y Rosalía Arteaga, en Ecuador.

Dilma Rousseff, en Brasil; Michelle Bachelet, en Chile (acaba de concluir un importante cargo dentro de la ONU); y Cristina Fernández de Kirchner, presidenta y hoy Vicepresidenta de Argentina, quien recientemente fue víctima de un atentado y, además, a quien se le sigue un proceso por presuntos actos de corrupción.

Con aciertos y yerros, todas ellas han abierto nuevos caminos para la mujer, cosa en la que, por mucho, México se ha ido quedando en el camino.

Y aunque ponemos como país el ejemplo en mil y una cosa, en la política es otra cosa.

Este fin de semana estuvo en Nuevo León la senadora por el PAN, Lili Téllez, mujer que en algunos círculos políticos se menciona como potencial aspirante a la presidencia de la República. Más que promoverla, lo que quiero mencionar es que justo es este partido político el que ya postuló a Josefina Vázquez Mota en el 2012; y otra ex panista, Margarita Zavala, también buscó llegar al Palacio Nacional en 2018.

Antes que ellas, fueron Rosario Ibarra de Piedra por el PRT, en dos ocasiones; Cecilia Soto, por el PT y Marcela Lombardo, por el PPS.

De Nuevo León, ya ni les digo, ese sería tema de otro ejercicio editorial.

De que hay buenos elementos, con inteligencia y preparación, las hay; pero, aunque en el día a día la mujer sea el auténtico factor de cambio, en las urnas algo pasa y salvo las otras cifras presidenciales, la paridad es sólo una palabra de moda.

¿Qué le falta a México para tener a la primera mujer en la Presidencia de la República? Aún nos quedan dos años para ir viendo cómo se acomoda el ajedrez político.




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