Opinión Editorial
Migrantes
Publicación:03-04-2023
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No se trata de no recibir a todos nuestros hermanos latinoamericanos, se trata de brindarles las condiciones adecuadas para su estancia temporal.
Ciudad Juárez fue escenario de un triste y lamentable episodio en que murieron 43 migrantes, entre venezolanos, salvadoreños, guatemaltecos y otros más de origen hondureño, colombiano y ecuatoriano.
Da harta rabia pensar que fue algo que se pudo prevenir; da harta flojera escuchar cómo México culpa a cualquiera, de lo que pasó y en este desastre humanitario, como Poncio Pilato, Washington se lava las manos para decir que no fue su culpa. Y es cierto (de cierto modo, si me permite la expresión), porque los hechos no ocurrieron en su territorio, pero paradójicamente, esta tragedia es resultado de un acuerdo no escrito (o al menos eso creemos) entre Joe Biden y el gobierno de México para que los migrantes no aceptados en el vecino país, se queden acá.
Lejos estoy de ser especialista en derecho migratorio, pero tampoco lo necesito para hablar desde un ángulo humanitario de las cosas que pasan en nuestras fronteras y que nuestros políticos minimizan.
A poco más de un año de la contienda presidencial, son muchos los que aspiran a la Silla Grande, empezando por los oficialistas Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López; de ellos, al menos dos han quedado "salpicados" con los sucesos de Juárez y también como Pïlatos, se han lavado las manos.
México es un país de estrechez para muchas, muchas cosas; es un país donde no hay un buen reparto fiscal y mientras a unos se les da prácticamente todo, como sucede en el sureste, para la zona norte el recurso llega a cuentagotas o no en la medida en que aporta.
Somos un país donde sigue habiendo franjas de pobreza y desigualdad y mientras no pongamos orden en casa ¿de verdad es factible "darnos el lujo" de un paquete como el que representa atender a miles de migrantes?
La misma Ciudad Juárez no vive en la opulencia y si el gobierno federal no aporta lo necesario para hacer funcionar de manera adecuada los albergues del Instituto Nacional de Migración; y si Estados Unidos mantiene una férrea cerradura a sus fronteras, no es de sorprender que los estallidos sociales en estos lugares, puedan darse de nuevo.
No se trata de no recibir a todos nuestros hermanos latinoamericanos, se trata de brindarles las condiciones adecuadas para su estancia temporal, si su deseo es insistir en llegar a Estados Unidos; o generarles oportunidades, si se quedan, oportunidades que en su país de origen no encontraron.
Y hay que pensar y actuar rápido, pues nuestros vecinos del norte cada día son más duros en sus políticas y si un Ron DeSantis o un Greg Abbott, émulos de Trump, le quitan el poder a Biden, las cosas se volverán aún más difíciles en Estados Unidos, pero también para México en el tema migratorio.
Así como se resolvió el caso de los secuestrados en Matamoros, así de rápido hay que esclarecer y señalar culpables en el caso de Juárez.
También es importante empezar a actuar en estos centros, evitar su hacinamiento, atender a cada una de las personas que ahí se encuentran, tenderles la mano, protegerlos y cuidarlos como los seres humanos que son.
A la par, hay que generar polos de desarrollo en aquellos sitios en que hay albergues, a fin de que sean ciudades prósperas y seguras que permitan un mejor bienestar para mexicanos y no mexicanos.
« Nelly Cepeda González »