Siendo septiembre el mes mexicano por excelencia, es de merecido reconocimiento valorar lo que somos más allá de los problemas que tenemos.

Desde la óptica de los problemas, México es un país con alta desigualdad social y económica y con una sociedad políticamente polarizada. Con situaciones críticas en inseguridad, corrupción, cambio climático, estado de derecho, migración y temas relacionados con derechos humanos y justicia. Ahora con dos problemáticas que nos rebasan: la presencia del narco en todos los sectores de la sociedad y la concentración de poder político en el gobierno. 

Sin duda nuestro principal desafío en la actualidad es conservar la democracia, la libertad y la independencia de los poderes de la unión. Nuestro proceso de maduración democrática ha sido lento y lleno de traiciones, invadido por el deseo enfermo por la concentración de poder. 

Sin embargo, la grandeza de México se refleja en nuestra historia de lucha contra la adversidad. Hemos tenido situaciones extremas en política, economía, contextos sociales y hasta desastres naturales, y nuestra esencia combativa y resiliente nos ha permitido salir adelante.

La riqueza de nuestra cultura, de los recursos naturales y nuestras instituciones forman parte una historia de trabajo, visión y esfuerzo. Es una historia de los verdaderos héroes: los ciudadanos.

La capacidad del mexicano para salir adelante ante la adversidad es una de las características más reconocidas y admiradas de su identidad. Este rasgo ha sido descrito como una mezcla de resiliencia, creatividad y determinación y optimismo.

Bien vale la pena recordar algunos tesoros.

Alfonso Reyes gran intelectual y escritor mexicano del siglo XX definió a México desde una perspectiva cultural literaria, destacando la riqueza histórica, geográfica y humana del país. Describió a un México cuya identidad puede ser forjada a partir de su herencia cultural. 

Reyes tenía una profunda apreciación por el paisaje mexicano y en varias de sus obras hizo referencia a la belleza natural del país. Para él, la geografía de México no sólo es un paisaje, sino que forma parte integral de la identidad y la cultura mexicana. México para Alfonso Reyes es un país en constante cambio, en transición hacia la modernidad. Un país rico en cultura e historia; con gran potencial para contribuir a la cultura universal y que debe ser parte activa de la modernidad y diálogo internacional.

También entre nuestras fortalezas está la ubicación que constituye un puente para negocios y favorece el famoso nearshoring; tenemos profesionales talentosos y una gran fuerza empresarial. Un socio comercial que es la primera economía del mundo. Con universidades, públicas y privadas de alta calidad.

Con 67 lenguas indígenas, 35 sitios considerados Patrimonio de la Humanidad que además de ser motivo de orgullo es una fortaleza turística. Con una gastronomía, una de las más ricas, diversas y reconocidas a nivel mundial, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, por su profundo arraigo histórico y su gran variedad de ingredientes y técnicas culinarias tradicionales.

También en nuestra esencia como mexicanos hay un gran valor. Las crisis nos han dejado un legado de lucha por la supervivencia y búsqueda de justicia que aún definen la manera en que los mexicanos enfrentan los desafíos actuales.

Ante las dificultades, Octavio Paz habla de las "máscaras" que el mexicano utiliza para protegerse del dolor y la incertidumbre, y que encuentra en la fiesta y en la violencia formas de enfrentar su realidad.  Reconoce también la capacidad para sobrevivir y resistir ante la adversidad; resistencia pasiva pero poderosa gracias a su fortaleza interior que le permite persistir.

José Vasconcelos resaltó el mestizaje como símbolo de fortaleza y capacidad de superación. Carlos Monsiváis habló de la solidaridad social y resistencia creativa.

Así pues, debemos mantener la esperanza para creer que sí es posible construir el México que queremos, en paz y libertad. Es posible restituir lo perdido y tener nuevos logros.

En todo proceso de maduración social no hay hallazgo sin pérdida; cambio sin resistencias; respuestas sin el surgimiento de nuevas preguntas; problemas sin dudas; y errores sin preguntas y sin reflexión. Se requiere adaptarse a la incertidumbre, flexibilidad ante lo desconocido y sobre todo, trabajar para mantener lo que es valioso y luchar por lo que se deba cambiar.

Confiemos en nuestra capacidad de salir adelante y sobre todo, no desistir.

A seguir trabajando por México.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com