Opinión Editorial
Marzo, más loco
Publicación:17-03-2025
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"Marzo ahora es más loco que febrero".
"Marzo ahora es más loco que febrero", posteó el meteorólogo Abimael Salas, en su cuenta de "X", para referirse al impacto de un extenso ciclón extra tropical que afecta a diferentes regiones de Estados Unidos con nevadas, tormentas de polvo y tornados que se traducen en ventarrones, incendios y tolvaneras.
¿Le suena conocido? Nuevo León no es EEUU ni tampoco hemos reportado escenarios recientes con nieve, pero marzo nos recibió con fuertes vientos que han provocado, a la fecha, más de 300 incendios en la zona metropolitana de Monterrey y en las regiones boscosas de la entidad.
Nuestro estado se caracteriza por poseer un ecosistema con clima seco y semiseco, y la temporada de incendios forestales se considera de enero a agosto de cada año; de febrero a mayo es cuando se presenta la mayor incidencia, así que aún faltan algunos meses de intenso trabajo y ya tenemos a nuestros heroicos bomberos cansados y malpasados.
Muchos ni nos enteramos en cuánto se dispararon los IMECAS, pero sí sabemos que hubo mala calidad del aire y que se elevaron las consultas médicas por cuadros de ojos llorosos, cosquilleo en la garganta, cefaleas y malestares diversos.
Algunos médicos han señalado que estas condiciones del clima podrían desatar, además, infartos y en función de ello es que han invitado a tomar acciones preventivas.
En buena hora quedó instalada la Comisión Ambiental Metropolitana, un órgano de gobernanza enfocado en la implementación de acciones para la reducción de la contaminación atmosférica en el área metropolitana en que participarán los tres niveles de gobierno, las cámaras empresariales, universidades, organizaciones no gubernamentales y la ciudadanía.
En el papel suena perfecto, ahora confiemos que tanto análisis no genere parálisis porque la calidad del aire que respiramos no da para mucho. Ya dijeron el "qué" y "quiénes", ahora nos falta el "cuándo" y un expedito "cómo".
No siempre se pueden controlar los incendios por la peculiar geografía de Nuevo León; no obstante, tampoco tenemos porqué poner carga extra dejando artefactos en los bosques que causan efecto espejo o quemando basura y hasta llantas en un baldío para extraer el cobre.
También hay que regular la actividad industrial y la movilidad.
Es verdad, el aire que respiramos no mejorará por decreto; es una tarea que nos involucra a todos y mientras vamos revirtiendo nuestro sucio ambiente, lo que nos toca como ciudadanos, es el autocuidado.
Como lo dicen los médicos y hasta la autoridad: monitorear las condiciones del clima en los sitios oficiales o apps especializadas; evitar salir en las horas más críticas; retomar el uso del cubrebocas cuando se esté a la intemperie.
Más allá de una marca particular, yo le comparto que la aromaterapia es un gran auxiliar para, con el uso de aceites esenciales, paliar los efectos de la contaminación; relaja y ayuda a respirar mejor, sentirse mejor.
Comprometámonos, pues, como sociedad, a prevenir los incendios y en los días malos, tomemos toda clase de providencias. Que las locuras de marzo no nos cobren facturas.
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