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Opinión Editorial


Mariposas negras y la luna


Publicación:01-11-2020
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Las mariposas llegaron a casa esta vez en montones saludando con nostalgia

Cuando era niño  veía esa enorme bola blanca que iluminaba todo el cielo y al lado de ella una pequeña estrella, pensaba que en  ese astro  estaba mi padre cuidándome, Don Roberto, quien  velaba mis sueños para que no tuviera miedo ni me encontrara con un pesadilla por las noches; regularmente era el mes de  octubre  cuando más grande veía esa luna y su estrella al lado,  quizás como presagio de que se acercaba el “Día de Muertos”.

Después  de algunos años de la muerte de mi padre   llegó de nuevo   la Catrina  a mi vida, con el rostro de mi madre;  sólo era un joven de 23 años, pero también desde el cielo, en una   lectura,  se me apareció Jaime Sabinas con el poema “Doña Luz”, dedicado a su madre muerta, en el que en una parte nos habla de  mariposas, como las que hace unos días llegaron a mi casa.

 “Decías que una mariposa negra es el alma de un muerto. Y hace muchos días que esta mariposa no sale de la casa. Hoy temprano la he visto sobre el cristal de la ventana, aleteando oscuramente, y dije: ¡Quién sabe! ¿Por qué no habías de ser una mariposa rociando mi casa con el callado polen de sus alas?”…

Las mariposas llegaron a casa  esta vez   en montones  saludando con nostalgia, entraron por una ventana de la cocina, tu lugar favorito, donde la familia nos reuníamos  a comer, platicar o a ver tu desempeño en las artes culinarias, mismas    que  nos dedicabas  con  tanto amor y gran  gozo…  Doña Julia,  madre;   pero hoy  llegaste con miles de invitados, tal vez este  día de muertos será diferente.

En estos días cerca de tu cumpleaños mamá,  que  celebramos cada 1  de noviembre, “Día de todos los Santos”, aún me sorprende cómo fuiste a nacer con ese espíritu de santidad.  Por estas fechas  acostumbro prender una  veladora y ponerte un altar junto con las fotos de papá, de mis tías, de mis abuelos  y  de amigos que se me adelantaron en esta vida;  hoy,  quizás por esta pandemia, tendré que  poner una cartulina  con una cruz, donde se indique el número de casi 5 mil muertos en nuestro estado a causa del huésped incómodo llamado Covid19. ¡Ahora entiendo tanta mariposa negra que te acompaña!

En estos tiempos  ni flores llevaremos al “Campo Santo”, porque las autoridades decidieron cerrar los panteones por la pandemia; la muerte llegó  de improviso  a muchos hogares en  México y en el mundo, con un aire frio que resoplaba COVID, el cual dejó una tormenta de lluvia sobre los ojos de los vivos, de las familias, quienes ni siquiera un último adiós han podido dar a sus seres queridos.  

Por la noche  saldré   a la  terraza y levantaré los ojos al cielo  para ver la inmensa luna llena  rodeada de infinitas estrellas, de almas que se han ido y que ahora nos cuidan desde arriba;  dormiré plácidamente para platicar  con mis muertos en el sueño y por la mañana, al despertar,  tomaré el café al lado de las mariposas negras que aún permanecen en  casa.   



« José Luis Galván Hernández »