“Amo los pájaros perdidos/ que vuelan desde el más allá,/ a confundirse con un cielo/  que nunca más podré recuperar.”  Así comienza un tango escrito por Astor Piazzolla, que alguna vez escuché a Eugenia León interpretarlo de manera increíble. Ella y un músico con un pequeño bandolón en el escenario. 

Ahora que salgo a caminar en las mañanas por otros rumbos, en donde sólo encuentro concreto, casas nuevas, algunas de ellas con la fortuna de tener  alberca en esta época de escases del “vital líquido”, recordé esa canción al ver parvadas de pájaros extraviados, como sin rumbo. Pareciera que buscan sus nidos, los arboles que han ido desapareciendo en aras de la modernidad y el progreso. Pero ellos aun cantan, vuelan sobre el cielo que ya no es igual.

Hoy que sufrimos esta gran crisis por el agua, me pregunto si serán suficientes los esfuerzos que hace el gobierno del estado al bombardear las nubes, si esos cielos grises podrán explotar y generar lluvias que calmen la sed y la desesperación de la ciudadanía de esta gran metrópolis, que está viviendo como nunca de una  manera caótica y por momentos hasta  desquiciada.

Las personas salen a las grandes avenidas, las bloquean exigiendo agua, se pelean entre ellas  por las tomas comunitarias donde solo sale un pequeño chorro, se roban las pipas y se bañan en fuentes publicas. Así como el calor aumenta en  este verano, en la sociedad aumenta el descontento por los cortes de agua. Creo que el esfuerzo que hace el gobierno no es suficiente, necesitamos  al Dios Tláloc, a un chamán que le hable a las nubes o que se realice la danza de la lluvia. 

Al terminar mi caminata mañanera, volteo al cielo buscando esas nubes bombardeadas, pero solo veo las aves en parvadas, trinando y volando en círculos. Me siento raro y sin rumbo entre este concreto gris, extraño la naturaleza, aunque escucho el canto de esos pájaros con cierta esperanza. Sin embargo  confieso que la canción describe muy bien la forma en que me siento: “Soy sólo un pájaro perdido,/ que vuela desde el más allá, / a confundirse con un cielo/ que nunca más podré recuperar.”