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Opinión Editorial


Las personas primero...


Publicación:26-06-2023
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La Organización de Naciones Unidas lleva a cabo cada 26 de junio, el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.

La Organización de Naciones Unidas lleva a cabo cada 26 de junio, el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el cual tiene como objetivo lograr una sociedad libre de adicciones. La instancia encargada se denomina Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, que desde 1987 determinó crear esta fecha simbólica con el propósito de "concienciar sobre el grave problema que representan las drogas ilícitas para la sociedad", así como mostrar la "determinación en reforzar la actuación y la cooperación para alcanzar el objetivo de una sociedad internacional libre del consumo de drogas".

Tal vez el tiempo pasa rápidamente, pero 36 años después de esfuerzos sostenidos por parte de la ONU para hacer frente a este flagelo, los resultados se muestran poco alentadores, considerando que cada año, durante los últimos tres, mueren en los Estados Unidos más de 100,000 personas por sobredosis, especialmente por fentanilo, un opiáceo sintético y, en México, el problema de adicciones es creciente, esto sin contar la enorme influencia destructiva sobre el tejido social que generan los cárteles de la droga mexicanos.

En esta ocasión, la conmemoración de este Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas tiene como lema de campaña: "Las personas primero", queriendo destacar con ello, la importancia de pensar en los adictos como seres humanos que aún pueden retomar su existencia, que tienen derechos aunque sus vidas estén deshechas.

La gravedad de la problemática de las adicciones se ha vuelto más crítica, hoy en día es un asunto de vida o muerte literalmente hablando. En estos tiempos de drogas sintéticas, del fentanilo, el adicto ya no tiene una segunda oportunidad, no hay tiempo para la rehabilitación de la adicción como antes.

En esa perspectiva el lema de la ONU incluye la única opción viable: la prevención. La consigna institucional reza de la siguiente manera: "Las personas primero: detener el estigma y la discriminación, fortalecer la prevención". Hay buenas intenciones, un problema social de salud, con un enfoque en la persona y los derechos humanos, son necesarios para pensar en una rehabilitación social del adicto, pero los productores y traficantes no piensan así.

La mentalidad criminal es siniestra, busca no sólo aumentar las ganancias en el comercio ilícito, además, pretenden maximizar eficientando las dosis, que sean baratas y muy potentes, 100% adictivas desde el primer contacto, fáciles de transportar e imposibles de detectar por parte de las autoridades aduanales.

El fentanilo cubrió estos requisitos y además, generó su propio mercado cautivo: miles de adictos que merodean las calles de las principales ciudades norteamericanas y canadienses, en búsqueda de recursos económicos para continuar con su mortal adicción. 

Los traficantes lograron su objetivo, se volvieron proveedores indispensables, con adictos capaces de destruir su vida lentamente, dispuestos a todo con tal de adquirir una nueva dosis. Es difícil comprender cómo una persona es capaz de llegar a este nivel, donde el instinto de sobrevivencia como tal ya no existe, si el adicto no consume la droga le genera efectos físicos adversos graves (síndrome de abstinencia), y si la consume destruye su organismo cada vez más y tiene el riesgo inmediato de una sobredosis. Literalmente un túnel sin salida.

El fentanilo actualmente es mezclado con otras sustancias como la heroína, cocaína, metanfetaminas, hasta con otras más riesgosas, como la xilacina, un potente sedante animal. El efecto es sumamente destructivo, las imágenes que observamos en las calles de Detroit, Los Ángeles, Las Vegas, Filadelfia y otras importantes ciudades, son personas en un estado catatónico, con un nivel de aletargamiento muy profundo, donde se les ha descrito como zombies por la falla en la coordinación al caminar.

El tema de las drogas es realmente siniestro, en México genera miles de muertes asociadas con el narcotráfico en manos de los cárteles; con más de 156,000 homicidios durante la actual administración, la violencia ha sobrepasado la capacidad del gobierno mexicano para contenerla. En los Estados Unidos y en Canadá la epidemia de sobredosis por fentanilo también ha sido imposible de resolver, con más de 2,000 muertes por semana.

En México, aunque el problema de la sobredosis ha crecido exponencialmente, no alcanza los niveles de destrucción humana tan graves como los observados con nuestros vecinos del norte. En el 2021 se reportaron 184 casos de adictos, y en el 2022, 318 personas fueron atendidas por la utilización de fentanilo.

El consumo mexicano ha crecido en algunas ciudades fronterizas, especialmente en Tijuana y Mexicali. El gobierno mexicano decidió implementar este ciclo escolar un programa preventivo desde la educación básica, denominado: Estrategia en el aula: Prevención de adicciones. Se trata de una guía que va enfocada a docentes para dedicar algunos minutos a lo largo de la jornada escolar y abordar el problema, destacando los riesgos de las adicciones.

Literalmente la guía señala que se generó el documento: "Para enfrentar este fenómeno social desde el entorno escolar". Por ello, la Secretaría de Educación Pública diseñó esta "herramienta didáctica para propiciar el conocimiento, la reflexión y la sensibilización entre estudiantes al respecto de las graves consecuencias del consumo de drogas".

Me parece importante este esfuerzo del gobierno mexicano considerando que el inicio en la población infantil en el consumo de drogas es a partir de los 13 años de edad, por lo que un programa de sensibilización en educación básica puede ser de ayuda. Las sustancias que más se utilizan en México son la marihuana y la cocaína, por lo que el programa preventivo también aborda estas drogas, sus efectos y sus riesgos.

En Canadá liberaron el uso recreativo de la marihuana en el 2018, a partir del presente año irán más allá. En la provincia de British Columbia, que desde el 2016 ha tenido una epidemia de sobredosis, decidieron realizar un proyecto piloto, donde permiten que las personas puedan tener, para su uso personal, hasta 2.5 gramos de cualquier droga dura, con la intención de descriminalizar el uso de estas sustancias y permitir al adicto un acceso a los servicios de salud, sin la estigmatización propia de ser señalado como toxicómano.

Recientemente mis figlios realizaron un viaje de placer a Montreal, la figlia Carolina me comentó que después de recorrer el casco antiguo, el Vieux-Montreal, planearon subir el Mont-Royal, un cerro equivalente al Obispado, así me lo describió, aunque un poco más grande, porque según reza el dicho popular en aquel país: en Canadá todo es más grande.

El Mont-Royal está al centro de la ciudad de Montreal y desde allí pueden verse el río Saint Laurent y el skyline québécois. Para cuando llegaron a la cima del cerro, iban ya bien mareados, según narra la figlia Carolina, cada 50 metros encontraban personas disfrutando de la vista y de un cigarro de marihuana. Uno de cada cuatro canadienses ha tenido este tipo de experiencia, la cual ahora es legal, sin embargo, la pregunta que se hacía la figlia Carolina era correcta: ¿Por qué no respetan también los derechos de los no fumadores?





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