Opinión Editorial
La carrera de las corcholatas
Publicación:19-06-2023
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El miércoles 6 de septiembre próximo se definirá quién de los aspirantes actuales, será el sucesor(a) por parte de Morena para la candidatura presidencial.
El miércoles 6 de septiembre próximo se definirá quién de los aspirantes actuales, será el sucesor(a) por parte de Morena para la candidatura presidencial. Sabemos que son cuatro las corcholatas que definió, desde julio del 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador: el secretario de Gobernación: Adán Augusto López; el senador Ricardo Monreal, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
El presidente López Obrador está intentando que el proceso no salga de control; ha establecido, por medio del Consejo Político Nacional de Morena, las reglas que deberán seguir las corcholatas. Lo importante es que no haya confrontación ni autocrítica al movimiento y al gobierno actual. Los debates seguramente se podrán controlar, pero las opiniones críticas pueden ser difíciles de evitar, considerando que es un arma argumentativa de mucho peso, especialmente para debilitar a los otros competidores.
Si los deseos actuales del presidente se transforman en órdenes, como decía el genio de la lámpara, la corcholata Sheinbaum sería la aspirante ganadora de las encuestas. Pero, el presidente no quiere que se salga de control el proceso, ha establecido diferentes medidas para ello, la renuncia de sus cargos públicos de los aspirantes, también que éstos determinen, para las encuestas espejo, las casas encuestadoras de su confianza que podrán participar.
La intención es darle veracidad al proceso, que nadie puede renegar de los resultados. Además, anticipando cualquier ruptura posterior, se han designado varios premios de consolación: liderazgo en las bancadas del Senado como en la Cámara de Diputados; para el cuarto lugar también habrá un espacio especial en el gabinete del próximo gobierno federal.
La primera pregunta que nos planteamos es: ¿debemos creerle o no al presidente López Obrador de que no habrá cargada a favor de ninguno de los aspirantes? Si no es así, sería correr el riesgo de que los participantes no se mantengan unidos y se genere división interna dentro del partido.
Si el presidente cumple con su palabra y no hay "cargada", el proceso es transparente, entonces sí veremos de qué están hechos los aspirantes en cuanto a sus habilidades políticas. Los varones tienen una trayectoria amplia, una gran experiencia en liderazgo político, esto ha sido su fuerte; en la aspirante mujer, suponemos competencias propias de la vida académica, así lo muestra su trayectoria previa. Es obvio que le gusta la política, tiene participación desde su juventud, pero ahora deberá mostrar lo que aprendió: su capacidad de liderazgo. No sabemos si las competencias sociales y políticas le alcancen para enfrentar a unas corcholatas rivales muy experimentadas.
Los tres aspirantes varones son verdaderos animales políticos, los analistas los han descrito como "lobos hambrientos"; "tres tipos de cuidado", diríamos parafraseando aquella antigua película mexicana. No sabemos si la doctora Sheinbaum sea una "bicha política consagrada", sin duda, ya lo comentamos, la política sí le gusta, ha tenido participación desde el movimiento universitario del 68, pero tendrá que demostrar si es más una politikó zóo que una epistimonikó zóo. ¿Qué le late más en su corazón: la ambición del poder o la búsqueda de la verdad a través del conocimiento científico?
El primero en renunciar a su puesto como canciller fue Marcelo Ebrard, se le ve entusiasmado con la posibilidad de ganar la carrera de las encuestas, podría lograrlo, pero tiene que convencer además de los electores, a los líderes políticos del partido que apoyan a la exjefa de la Ciudad de México. Tiene que seducirlos que la traicionen; mejor dicho: "Que cambien de parecer," para utilizar un eufemismo más aceptable. Marcelo ya lo logró con el presidente del Partido de Regeneración Nacional: Mario Delgado; representa un buen punto de partida para sus aspiraciones.
Es probable que se den acuerdos o se activen otros previamente establecidos, como podría ser que el exsenador Ricardo Monreal, decline a favor de Marcelo Ebrard, considerando que puede competir por la jefatura de la Ciudad de México, que perdió previamente contra Sheinbaum.
Si la diputada Polevnsky se registra en la competencia y aparece en las encuestas, serían votos que podrían dividirse entre las figuras femeninas, considerando que esta postulación afectaría negativamente a la figura de Sheinbaum. Por lo anterior, es poco probable que el presidente dé el visto bueno para el registro de la polémica diputada.
Resulta inevitable retomar el símil del padre de la herencia, quien se afanó hasta su último día sobre la tierra para que sus tres hijas no se pelearan por las propiedades que había hecho en vida. Así que ordenó todo en su testamento y expiró seguro de que había conjurado tan terrible fantasma de odio y divisionismo familiar. Pero la envidia pudo más que nada, y resultó que todo el legado estaba en orden, las propiedades millonarias pasarían a manos de las hermanas como lo había estipulado el padre, pero había un pequeño detalle: una cuenta de gasto corriente en el banco que contenía una cantidad bastante menor y no había sido registrada en el testamento. Esto fue más que suficiente para que las hermanas pelearan con ahínco entre sí y terminaran alejadas de por vida.
El presidente López Obrador, con su enorme capital político que heredar, tiene como objetivo mantener unidos a los aspirantes después de los resultados de las encuestas, una tarea posible pero ardua, donde cualquier detalle puede echar por los suelos las nobles intenciones presidenciales. Recordemos como en toda familia donde existe inequidad o favoritismo hacia un hijo(a), los hermanos atizan en su contra sin piedad, como lo hicieron con José el oniromántico, al entregarlo como esclavo a un traficante que terminó vendiéndolo al faraón de Egipto.
Para el caso actual que analizamos, estaría Sheinbaum en esta misma posición en que la ha ubicado el presidente. Todos los hermanos y animales políticos ("el carnal" Marcelo, Adán Augusto y Monreal) tendrán la intención de sacarla de la jugada, inevitablemente conspirarán en contra de la exjefa de Gobierno, con envidia y celos recalcitrantes.
Si estas intenciones fratricidas, simbólicamente hablando, se contagian como emociones tóxicas que ensombrecen el ambiente político, es probable que la Dra. Sheinbaum pierda seguidores de peso, que estén dispuestos a traicionarla, especialmente ahora que ya no tiene el poder que le proporcionaba el ser jefa de la Ciudad de México.
La mentalidad política es cruel: estás en un puesto eres alguien, en el momento que lo abandonas eres nadie. Este declive natural depende de las relaciones políticas establecidas, de las redes de influencia que se hayan tejido previamente.
Este proceso interno de elección del aspirante de Morena es muy interesante porque se perfilan dos tendencias posibles: la traición o la lealtad; ambas vinculadas a la figura de la aspirante favorita del presidente López Obrador.
La motivación para cualquiera de estas tendencias pasa por las alianzas políticas, pero a nivel de impulso inconsciente nos recuerda el mito del asesinato del padre en la horda primitiva. Allí los hijos acaban con el padre movidos por el resentimiento y la rivalidad dados en un contexto de asimetría de poder existente, además del temor a ser eliminados o castigados por el padre, quien representa una figura autoritaria y amenazante.
La actualización simbólica e inconsciente de este mito psicoanalítico de la civilización humana, implicaría que los aspirantes finalmente se decidan a desafiar el favoritismo del padre, y vean una manera de liberarse del yugo que ha implicado su poder al que han estado sometidos. Una rebelión simbólica en ciernes que podría traducirse políticamente en un desafío soterrado del favoritismo presidencial, una campaña de traiciones en contra de los designios que procuraban beneficiar a la única candidata mujer.
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