Opinión Editorial
Las brujas del mar
Publicación:07-03-2020
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No supe, no entendí, no entiendo muchas cosas de sus sentimientos, de sus reacciones, de su fragilidad, me quedé con al historia de la costilla y la manzana
Nací con el pecado original… soy niño; en estos tiempos violentos en que por razones de género y por cuestiones biológicas somos más fuertes, más grandes, corpulentos y tristemente a veces violentos, al grado de matar, ante esto la sociedad crea un nuevo delito: el feminicidio.
De corazón, reconociendo en mí una parte oscura, que aprendí o heredé en esta sociedad patriarcal, machista, pido perdón por lo que hice, por lo que hago y tal vez no podré evitar hacer por razones de género a las mujeres que me rodean.
Perdón, sé que fallé, mamá doña Julia, hermanas Martha y Paulita; Isa, mi mujer; sobrinas Frida, Osiris, Julia, Andrea, Grecia… Entrañables amigas, exparejas. No supe, no entendí, no entiendo muchas cosas de sus sentimientos, de sus reacciones, de su fragilidad, me quedé con al historia de la costilla y la manzana.
Había una vez un Dios que creó al hombre a imagen y semejanza de él, después hizo a la mujer de una costilla de ese hombre; vivían en el paraíso terrenal, pero la mujer cayó en la tentación de tomar una manzana del árbol prohibido, se la dio al hombre y esto enojó a su Dios y los desterró. Creo que alguien desde el inicio quería confundir a la humanidad.
Y para proseguir con mi culpa ancestral sólo tuve niños, a los que por supuesto disfruto mucho e intento crear en ellos, junto con su madre, una conciencia sobre el valor de las mujeres, el respeto a las mismas; contándoles cuentos por las noches, intento explicar un poco por qué la sociedad se volvió violenta y machista.
¿Qué cuento les contaré esta noche a mis hijos Iker y Gabrielo, de tan sólo 9 y 7 años? Para que entienda un poco lo que vivimos hoy en nuestro país; Para que no tengan que heredar mis partes oscuras, ni ningún pecado ancestral y que cuando vayan creciendo vaya desapareciendo esa lucha de género que hoy sufrimos por la violencia hacia las mujeres.
“Había una vez unas brujas que llegaron del mar de Veracruz , cargadas de lamentos, de llantos, de muertes de niñas y mujeres, por lo cual lanzaron un hechizo a todo un país, que un lunes 9 de marzo se paralizara la mitad del mismo; que no hubiera mujeres en escuelas, bancos y fábricas; hospitales sin enfermeras, desparecieron por un día las mujeres…”
Y a partir de ese día algo cambió en ese país, las brujas lo habían logrado, se empezaron a redimensionar las cuestiones de género con los niños y los jóvenes; algunos hombres mayores se sensibilizaron y se complementaron con equidad mujeres y hombres.
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