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Opinión Editorial


Empleo de adultos mayores


Publicación:29-01-2021
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Aunque el envejecimiento no debe provocar discriminación alguna, la realidad es que las personas adultas mayores padecen múltiples discriminaciones

El envejecimiento demográfico, definido como el aumento absoluto y porcentual de las personas de 60 años o más, es considerado el fenómeno mundial del Siglo XXI y es uno de los fenómenos demográficos más importantes de la época según la CEPAL. Este proceso tiene sus antecedentes en la transición demográfica que consiste en mantener las tasas de mortalidad y de natalidad en niveles bajos y controlados.

El número total de personas de 60 años y más en el mundo, pasó de 200 millones en 1950 a 400 millones en 1982, y se calcula que llegará a 1,200 millones en el año 2025, en el que más del 70% vivirá en los países que actualmente son países en desarrollo. Las personas adultas mayores son el resultado del transcurso del tiempo sobre el cuerpo del ser humano que es finito, provocando el envejecimiento, es decir, ese proceso gradual que se desarrolla durante el curso de la vida y que conlleva cambios biológicos, fisiológicos, psico-sociales y funcionales que se asocian con interacciones dinámicas y permanentes con el medio.

En México, estos cambios, de acuerdo a la CONAPO, provocaron que la población total de México aumentara de 16,6 millones en 1930 a 124,7 millones lo que significa que la población total se multiplicara 7,5 veces en ocho décadas. Mientras que la Población Económicamente Activa pasó de 5,2 a 78,06 millones en ese mismo periodo (CONAPO, 2018); es decir, se multiplicó 15 veces, lo que confirma un mayor dinamismo de la población en edad laboral frente a la población total.

De acuerdo a lo que podemos observar, se espera que la transición demográfica transite de una población joven a una envejecida; proceso acompañado de la reducción relativa de la población menor de 15 años, el aumento de personas de entre 15 y 59 años, y un aumento absoluto y porcentual de la población de 60 años y más; haciendo que la edad mediana de los mexicanos aumente década a década.

Las transformaciones en la pirámide demográfica por edad, de la población tienen y tendrán múltiples repercusiones sociales, económicas y laborales; es decir, el aumento de la población adulta mayor reclamará inversiones crecientes no sólo en el cuidado de su salud, esquemas financieros para pensiones y jubilaciones, sino también más empleo.

Aunque el envejecimiento no debe provocar discriminación alguna, la realidad es que las personas adultas mayores padecen múltiples discriminaciones. Por ejemplo, la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (2010) reveló que 36% de las personas encuestadas, cree que el principal problema para las personas adultas mayores son las cuestiones laborales, seguido de la discapacidad (15.1%) y discriminación (9.9%). Lo anterior, en virtud de que frecuentemente las personas adultas mayores son falsamente asociadas con enfermedad, ineficiencia, lentitud y poca productividad, que en conjunto conducen a estereotipos equivocados de decadencia.

El proceso de desvalorización prevaleciente hacia las personas adultas mayores, en el que se les concibe como una carga familiar y económica porque ya no producen, pero sí consumen, les obliga a tener un cierto nivel de dependencia, dando pie a tensiones en el núcleo social. Aunado a ello, con frecuencia se dan fenómenos como el abandono de personas adultas mayores, no solo en el hecho de abandonarles en la calle para no saber nunca más de su familia, sino también en el depósito en estancias para luego no hacerse cargo.

En México, los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, indican que una proporción significativa de adultos mayores permanece dentro del mercado de trabajo aun habiendo cumplido la edad legal para retirarse laboralmente 65 años. En este sentido, el hecho de cumplir 60 años o más no significa que la población se jubile o deje de realizar alguna actividad económica para su manutención; por lo tanto, ya sea por decisión propia o por factores externos, los adultos mayores continúan trabajando.



« Itzel Castillo Almanza »