Opinión Columna
El Tlatoani
Publicación:14-12-2018
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El Tlatoani del pueblo, tiene aún esa magia directa con el ciudadano, más allá de las voces opositoras o embrujos de aves de mal agüero
El ritual comenzó tarde, cuando el sol baja para que también él pudiera saludar con un rayo directo a su melena blanca, los ancestros de los pueblos primeros hablaban en su lengua original; son ellos, los antiguos sacerdotes, los Tlamacazqui (guardianes de los dioses), quienes lo ungirán; ante todo el pueblo reunido en la antigua plaza ceremonial de Tenochtitlan (hoy zócalo) al nuevo Tlatoani (el que habla, el orador) el elegido para gobernar al pueblo mexicano, descendiente del pueblo azteca, él recibe un antiguo bastón de mando, levanta las brazos para saludar al pueblo jubiloso que recibe a su nuevo Tlatoani : Andrés Manuel López Obrador.
Así viví esa tarde en el Zócalo de la Ciudad de México, había aterrizado exactamente cuando AMLO era envestido con la banda presidencial en el Congreso de la Nación, me senté en un café del aeropuerto a ver el ritual político, que desde varios sexenios no se veía con tanto orden y solemnidad hasta cierto punto aburrido, la oposición casi borrada por los legisladores de Morena, Andrés Manuel ya era nuestro Presidente Constitucional.
A casi dos semana del ritual y de la envestidura legal, las voces de los diferentes actores político siguen en efervescencia, la mayoría no han entendido que no se trata de un cambio político, de un presidente a otro o de un partido a otro, lo que propone AMLO es un cambio de régimen que lo ha llamado la Cuarta Transformación.
¿De qué habla esa famosa transformación? Entre otras cosas de poner al ciudadano, al pueblo antes de cualquier interés político o económico, que hasta hoy todo se movía sólo por esos dos intereses, esto debe de cambiar. Un mecanismo para lograr tomar en cuenta al pueblo son las Consultas Ciudadanas, que han sido muy criticadas, aunque ahora se harán ya de manera oficial, se buscará realizar conforme a la ley, ya que hoy se está en el gobierno, ya no como transición; sin duda es una manera distinta de gobernar, difícil de entender que los ciudadanos sean protagonistas de decisiones trascendentales del país.
Otro punto importantísimo es la ayuda económica a grupos vulnerables o sectores desprotegidos de la sociedad (jóvenes, estudiantes, ancianos, ayuda al campo y al pequeño microempresario). La crítica que se le señala es el asistencialismo, que para decir verdad siempre ha existido, la diferencia que se trata de hacer de manera diferente es darle el apoyo directo al ciudadano y no por medio de líderes de barrio o políticos y los gobiernos municipales o estatales que desvían esa ayuda y no llega a los ciudadanos necesitados.
La polémica más reciente, la protagonizan los magistrados de la Suprema Corte de Justicia y en general el Poder Judicial, al querer ganar más que el Presidente, contrario a la nueva Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos; es decir, los magistrados, que no son elegidos por voto directo, no entienden que el pueblo está harto de que los funcionarios ganen mucho, mientras que el ciudadano común siga con sueldos muy bajos; no se trata de hacer todos pobres, sino que para que el nivel de vida sea más justo y parejo, las grandes desigualdades salariales deben de terminar.
Se agita tanto el ambiente político por la dimensiones de los cambios que pareciera que pudiera desbordarse; sin embargo, nuestro Presidente, el Tlatoani del pueblo, tiene aún esa magia directa con el ciudadano, más allá de las voces opositoras o embrujos de aves de mal agüero; la cuarta transformación llegará a los cuatro puntos cardinales de México, con la fuerza de los cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego) que se invocaron esa tarde -noche en el Zócalo, la gran Tenochtitlan , nuestro México actual, brilla con gran resplandor, con la ayuda de todos sus hijos y la guía de su Tlatoani.
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