Opinión Editorial
El Metro
Publicación:14-02-2022
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Hace casi tres décadas que Monterrey y su zona metropolitana estrenaron el sistema de transporte colectivo denominado Metro.
Hace casi tres décadas que Monterrey y su zona metropolitana estrenaron el sistema de transporte colectivo denominado Metro, siendo gobernador Jorge Treviño Martínez.
Se trataba de una línea de poco más de 18 kilómetros, con 19 estaciones y unía a los municipios de Monterrey con Guadalupe.
Vino Sócrates Rizzo y ejecutó la segunda línea, comunicando a Monterrey, San Nicolás y Escobedo, sumándole otros casi 14 kilómetros al tendido de este medio de transporte. Pero estamos hablando de que esta última línea inició operaciones en noviembre de 1994 y aunque llegó el gobierno independiente con intentos de poner una tercera línea que finalmente se concretó, nada nuevo, positivamente hablando, parece suceder con el Metro.
Transportarse en Metro tiene muchas bondades: es rápido, económico, ofrece una opción más para el desplazamiento de 550 mil personas que a diario lo utilizan, y además, los domingos brindaba el servicio de manera gratuita.
Eso dejó de hacerse porque el Bronco aseguró que el recurso -50 mdp anuales, se destinaría al mantenimiento del sistema, lo cual nunca ocurrió.
Y hoy, como de manera recurrente sucede, el Metro debe suspender operaciones durante horas por alguna falla atribuida al clima o a cualquier cosa, menos a la falta de mantenimiento.
Segunda asignatura pendiente, el tema de la seguridad. El tema del vagón rosa sigue sin funcionar de manera adecuada y las mujeres se siguen sintiendo vulnerables al utilizar este medio de transporte.
Algunos legisladores piden retomar el subsidio en el Metro como un modo de compensar las fallas que se han suscitado en lo que va del año; otros más proponen tarifas competitivas para que trabaje con finanzas sanas.
Más allá de repartir culpas de quién dejó de hacer qué cosa, nuestra zona metropolitana requiere y merece un transporte eficaz, cómodo y seguro; el Metro tiene mucho para serlo, pero hay que atenderlo.
No se necesita ser un genio para ver qué es lo que le duele a todo el sistema, cuestión de echarse una vuelta, ponerse en los zapatos de quienes a diarios lo utilizan.
Esto aplica lo mismo a Metrorrey que a sus alimentadoras Metrobús, Metroenlace y Transmetro, a la Ecovía y a toda ruta radial del transporte urbano. Se agradece la intención del Ejecutivo de tomar al toro por los cuernos, pero es necesario empezar a ver cambios.
Claro, lo primero es atender lo que ya se tiene -el mantenimiento mecánico e infraestructura de dovelas-, para poder empezar a pensar en crecer tal y como es la oferta del Ejecutivo con las líneas 4 y 5.
A todos nos conviene contar con una mayor oferta en la movilidad porque se coadyuva a la vialidad y permitir a las familias tener un poco más de tiempo de convivencia por aquello de que se reducen las horas-hombre invertidas en los trayectos de la casa al trabajo y viceversa.
Además, el medio ambiente, que es un tema colateral, también se verá mejorado con una disminución en la quema de combustibles, o al menos esa es la idea.
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