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Opinión Editorial


El abrupto final del ciclo escolar


Publicación:06-06-2020
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El drama empezó con la alegría de un puente el 17 de marzo para terminar de manera sorpresiva el primer viernes de junio con un adiós abrupto

Viernes 5 de junio, el drama se desata  por la mañana. Todavía no llegamos al desayuno y se oyen dos voces agudas, pequeñas: “Me han arruinado la vida”,  lo asume como gran tragedia,  Iker, mi  hijo  mayor de 9 años. “¿Ni por Zoom volveré a ver a mis amigos?”, pregunta el menor de mis hijos, Gabrielo de 7 años. Ambos se acaban de enterar del “abrupto fin del ciclo escolar.”

Apenas un día antes les comentábamos del comunicado de su colegio, que nos cambiaba la fecha de su fin  de curso escolar   “por línea”, del  del 30 de junio al 23 del mismo mes; sin embargo, sin decirnos nada a los padres de familia,  las maestras comunican  a  los niños que el viernes 5 era su último  día de clases.
No es para menos el drama, con esa edad, con el encierro, los constantes cambios de planes escolares propiciados por el Covid 19 y por las indecisiones gubernamentales entre los gobiernos federal y locales o entre las autoridades de salud y la educativa;   los niños simplemente no entienden nada  y los adultos tampoco entendemos mucho, por lo que es lógico que  la montaña rusa de emociones se termine por desbordar en la mente de nuestros hijos.
Puedo entender que para la Secretaría de Educación   no ha sido fácil tomar decisiones  en torno a esta pandemia, que nadie imaginó venir, que no están preparados  tecnológicamente para las clases  en línea  ni los  colegios privados ni  las escuelas  públicas; eso lo puedo entender, aunque  me molestan los constantes cambios  de las fechas de término o inicio de curso escolar. 
Lo que no entiendo  es que de un día para otro derrumben los planes que ellos mismos establecieron, la programación que las  escuelas y colegios privados  habían logrado acomodar con alumnos y padres de familia. Me parece una falta de  respeto para la comunidad escolar y un daño a lo más importante de la educación: los niños.
¿Quién pierde? De entrada diría que todos, pero al final, el drama familiar me dice  que no somos los padres, quienes tendremos que inventar actividades  o   juegos y partir  nuestro tiempo de trabajo con la atención ahora al cien por ciento con nuestro hijos,  que no tendrán  una actividad educativa que   les consumía casi la mitad  de su día; son  ellos ahora los que más pierden, los veremos   vagar entre el internet, Netflix , Tablet y juegos electrónicos. 
Pierden vivencias  de su infancia que no les dará ningún aparato electrónico, como las  que disfrutarían con la convivencia con sus compañeros y sus maestros. Si bien el espacio físico de la escuela no lo iban a recuperar, la sanación de socializar ahora no la  tendrán y así de la noche al mañana, literal en nuestro caso, terminó su  ciclo escolar, con una  forzada  despedida, con dudas e incertidumbres, aunque vienen vacaciones de verano   ¿seguirán encerrados en casa?
El drama empezó con la alegría de un puente el 17 de marzo;  el  primer cambio,  no habría  regreso a clases hasta después de las vacaciones de semana santa, el 20 de abril; otro cambio, en  mayo  vuelven; después  que  sólo en línea,  para terminar de manera sorpresiva el  primer viernes  de junio con un    adiós abrupto al fallido Ciclo Escolar 2019-2020. 



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