Opinión Editorial
Día de los hijos
Publicación:22-07-2024
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La Iglesia Católica ha promovido el Día 1 del Año como el Día del Hijo y de la Hija
Como he recitado hasta el cansancio, si bien el calendario está lleno de efemérides para visibilizar hechos, acciones o conciencia sobre temas el sida, la diabetes o el desarme nuclear-por citar lo menos- y hasta celebraciones de curiosidad como el Día de la Hamburguesa, o el Día de Pi, cada cual puede hacer, construir, festejar o llorar sus propias fechas especiales.
Fue justo hace 34 años en que esta servidora se convirtió en madre, y aunque no sea precisamente el Día de la Madre, para mí lo es. Han sido más de tres décadas de disfrutar, aprender, conocer, valorar y amar al ser que durante cuarenta semanas, llevé en el vientre.
Hay mil y una historias para compartir sobre Pe (así la llama su papá): su llanto de recién nacido que despertó a los bebés del cunero en el hospital; el cómo salió de ahí ya con sus primeros aretes; su bautizo; el primer día de escuela; sus gustos, su carácter, sus noviazgos, el concluir su instrucción académica como licenciada en psicología; sus triunfos y también sus descalabros. En fin, es una larga historia que como buena "mamá cuervo" me enorgullecería narrar, aunque no es ese el menester de este ejercicio editorial.
Así como referí que para quien escribe el 21 de julio es el Día de la Madre, me di a la tarea de buscar, porque es un dato que desconocía, si existe o no, una fecha, al menos comercial, que celebre el Día del Hijo o de la Hija.
Pues resulta que sí existe, aunque, ignoro el motivo, sea una celebración prácticamente olvidada.
La Iglesia Católica ha promovido el Día 1 del Año como el Día del Hijo y de la Hija, fiesta que tiene como objetivo reforzar los lazos familiares después de las celebraciones de Año Nuevo.
Tiene lógica, entonces, que pocos o nadie recuerde tal celebración, cuando alrededor del planeta estamos en plena resaca por las celebraciones del Año que llega.
El Día del Hijo e hija es una jornada especial que valora el tiempo de calidad y el amor hacia los hijos, fomentando la unión familiar, sin necesidad de regalos u obsequios. Se trata de tomar conciencia acerca de la relación con cada uno de nuestros hijos y los valores que les inculcamos en el transcurso de su vida, recordando, claro está, que nadie ha nacido con un manual bajo el brazo para ser buen padre o buena madre.
De acuerdo con algunos estudios, los hijos únicos- es el caso de Pe- maduran con mayor rapidez que aquellos que tienen hermanos, debido a que tienen una mayor interacción con los adultos en su hogar.
No obstante, más allá de hacer alusión a las características de los hijos o de nosotros, los padres, lo que me queda claro y me llena de satisfacción, es que han sido 34 años de amor y que no hay un solo día en que pudiera arrepentirme de haberme convertido en madre, con mi sinfín de defectos.
Así que, aunque el calendario esté lleno de fechas especiales, para mí, cada mañana al abrir los ojos doy gracias y festejo por partida doble: el Día de la Hija y con ello, la enorme satisfacción de ser su madre.
« Nelly Cepeda González »