Opinión Editorial
Asedio
Publicación:22-03-2021
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“El machismo es la peor desgracia El machismo es cobardía, falta de hombría”.
Seguimos en el mes de la mujer -aunque todos los meses deberían ser mes de la mujer-,y el Congreso de Nuevo León aprobó reformar la Ley de Movilidad Sostenible y Accesibilidad para obligar a las autoridades estatal y municipal medidas para prevenir y alertar a las mujeres del acoso sexual en el transporte público.
Campañas de difusión, botones de pánico, mayor presencia policiaca, son algunos de los acuerdos plasmados en la ley y al menos en papel, esto representa un avance toda vez que el 46 por ciento de las mujeres dice (decimos) sentirse insegura en las diferentes modalidades del transporte.
Recuerdo mis años mozos en que el desplazamiento a la prepa, más tarde a la facultad y a mi fuente laboral representaba empujones, manoseos, tipejos que se querían hacer los graciosos.
Al menor indicio de que algún sujeto quisiera invadir mi espacio personal -cuando alcanzaba asiento-, me cambiaba de lugar o prefería ir de pie.
Estar en el pasillo tampoco era consuelo porque iba muy lleno y todos te empujan, unos para ir rumbo a la salida y otros con doble intención. Si usted es mujer, sabe perfectamente a lo que me refiero.
En fecha más reciente recuerdo el toparme en redes sociales con perfiles donde una parvada de malvivientes atacabana las féminas -y compartían gustosos sus anécdotas-, como mero deporte en el sistema del Metro sin que la autoridad interviniera.
Ir en un camión es toda una experiencia, muy pocas veces grata. Desde el tiempo que se le invierte, el sorteo de circunstancias y la inseguridad alrededor de las paradas del transporte, porque esa es otra historia igual de intensa.
Y muchas mujeres han tenido que emigrar a conductas más seguras para el autocuidado como usar ropa más holgada, evitar andar sola, elegir horarios con luz para sus traslados o incluso, optar por desplazamientos utilizando plataformas como Uber, Didi y Cabify, aunque ello represente una mayor inversión de recursos. Y la verdad es que no tendrían por qué dejar de ser ellas.
De acuerdo con los testimonios de los colectivos de mujeres, entre sus experiencias y la propia como que las cosas han cambiado muy poco, pero al menos ya se ha legislado al respecto.
Como mujer usuaria del transporte público, claro que esto me conforta.
La población total en Nuevo León es de 5.7 millones de habitantes de los cuales la mitad son mujeres.
Del total de población en la entidad (con 12 años o más), el 47.5 por ciento de las mujeres es económicamente activa, así que como mínimo, mínimo, me y nos merecemos vivir en un marco libre de violencia: en el transporte, en la calle, camino al trabajo o a casa, en el espacio público, en un restaurante, en casa.
Eso aplica desde las nenas de un día de nacidas hasta nuestras adultas mayores a quienes por un tema de movilidad limitada les cuesta un gran esfuerzo hacer uso del transporte como para encima tener que sufrir incomodidades.
Me queda claro que para muchos, los colectivos feministas son un verdadero dolor de cabeza al que sin duda han de atacar; yo no comparto el vandalizar, pero hay que entender que a veces gritar es la única opción para ser escuchadas
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