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Opinión Editorial


Apoyo a la mujer violentada


Publicación:10-10-2022
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El Instituto Estatal de las Mujeres logró esta semana un acuerdo por el cual las casas de empeño sirvan, de ser necesario, como centros de apoyo o refugio.

El Instituto Estatal de las Mujeres logró esta semana un acuerdo por el cual las casas de empeño sirvan, de ser necesario, como centros de apoyo o refugio para las mujeres violentadas o víctimas de acoso.

De repente, cuando leí el artículo, me dije ¿y cómo han de apoyar las casas de empeño a una mujer violentada? En honor a la verdad, espero ni siquiera llegar a saberlo porque nadie, absolutamente nadie quiere, ni merece, estar en los zapatos de una mujer que vive un episodio de violencia.

Estaría de más mencionar que a lo largo de mi vida he atestiguado y he vivido cuadros de violencia física, verbal, psicológica, emocional, económica. Y estaría de más utilizar este espacio para desahogo de cada cosa que me ha tocado vivir, conocer, o dar un triste y negativo testimonio.

Como parte de la generación “X”, ya habrá de suponer y parafraseando a nuestros ancestros “en mis tiempos” no existía un Instituto Municipal, Estatal o Federal de las Mujeres. No existía tampoco la opción de acudir con “Alternativas Pacíficas” y era normal y hasta cultural que una mujer fuera abnegada, sumisa, y de llegar a ser golpeada, era porque “de seguro se lo merecía”.

Y quizá se llore, quizá se calle, quizá se viva una vida que no se desea, pero “es lo que tocó vivir”.

La muerte de una, dos, tres o “n” cantidad de mujeres también era “normal”; nadie hacía alboroto ni salía a la calle para protestar o manifestar su inconformidad o su rabia por este tipo de sucesos.

Caray, si apenas en el año de 1953 se reconocieron en México los derechos civiles y políticos de las mujeres conforme a las reformas de los artículos 34 y 35 constitucionales. En 69 años sí ha habido logros no sólo para que el trabajo de la mujer y su valor sea tangible, sino también seguro, pero ha sido un camino largo, lleno de espinas y de reticencia para lograr ser escuchadas, atendidas y respetadas.

Durante las campañas electorales del 2021 me tocó escuchar algunas interesantes propuestas para la seguridad de tantas mujeres que se dedican al comercio vía digital, con la finalidad de establecer puntos seguros para ellas. Al final sólo quedó en “veremos” por cuestiones meramente políticas, pero la idea por sí misma, de ponerse en práctica, es bastante buena, viable y cero costosa.

Y aunque interponer una denuncia por muy virtual que sea-lo cual es un calvario debido al poco tacto de quienes levantan las denuncias-, siempre será mejor que quedarse callada. Hoy en día, las mujeres tienen a la mano herramientas, instituciones, que le pueden brindar seguridad a ellas y los suyos

No hay porqué tomar a la ligera cualquier indicio de riesgo a la integridad física de una mujer, justamente en un año particularmente preocupante por el creciente número de feminicidios.

Este fin de semana, la senadora Beatriz Paredes se autoproclamaba feminista, lo cual aplaudo si con ello se refuerza la lucha a favor de la mujer en todos los campos, desde las trincheras donde se construyen las políticas públicas. No sé si llamarme yo también feminista me acarree etiquetas o peyorativos. Y aunque no es el mes de la mujer, ni el de la no violencia contra la mujer, lo que sí sé es que siempre ganarán mi respeto y admiración todas las acciones, programas o instituciones que nacen con un fin tan loable como garantizar la tranquilidad y el bienestar de la mujer.




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