Opinión Editorial
Antaño
Publicación:11-10-2023
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No todo lo pasado fue mejor, pero cuando menos tuvo algo de sentido común
"No perdamos nada del pasado. Sólo con el pasado se forma el porvenir"
Anatole France
Una evocación de cómo eran las ciudades de antaño, con sus calles estrechas y sus casas altas, me hizo reflexionar sobre las nuevas tendencias de ciudad que nos quieren imponer nuestras autoridades y que de plano no terminan de convencerme.
Sí, de pronto empezamos a darle prioridad a los vehículos y nos fuimos olvidando de las calles estrechas, había que movilizar y también que estacionar los autos frente a nuestras casas, por lo que ampliamos las calles y aquella sombra protectora se fue perdiendo y entonces dejó de importar el construir las casas altas, aquellas que tenían un techo y un cielo falso en el que se acumulaba el calor.
Primero el abanico, después el aire lavado y por fin llegó el clima que vino a solucionarlo todo; dejamos de hacer casas de frente estrecho y largos "chorizos" de habitaciones una tras otra y dimos paso a terrenos más amplios de frente. Se acabaron aquellas construcciones con patio central que tenían además traspatio y solar y comenzamos a construir jardines, si se podía una alberca y ya muy entrados en gastos una cancha de tenis. Antes no existían las cocheras.
Las banquetas de aquellas poblaciones eran estrechas y nadie se inconformaba; no existía esa "tendencia" convertida en abuso de "devolverles la condición humana"; aquí yo me pregunto, ¿cuándo la tuvieron, quién la decretó?
Y es que hacer banquetas más anchas es separar más el espacio entre las construcciones de un lado y otro y con ello perder la posibilidad de que se protejan mutuamente del sol y las inclemencias del tiempo.
Y no conformes con las banquetotas, ahora les ha dado por construir plazoletas en cada esquina, porque hacen unas rotondas monumentales que son una verdadera tentación para los puesteros, comerciantes ambulantes y vendedores de comida, porque cabe un food-truck completito.
¿En qué estarán pensando nuestros funcionarios públicos? ¿Es que nadie a su alrededor les abre los ojos y les muestra cómo eran las cosas antes?
Más allá del asunto de las banquetas, lo realmente preocupante es la tozudez por quitarle espacios a los vehículos sin haber antes resuelto el problema de la movilidad. No puedes empezar a contar a partir del dos porque primero está el uno, pero a nuestros noveles chamaquitos no hay quién les haga entender las cosas.
Ojalá, lo digo en serio, el día en que su terquedad y empecinamiento por hacer las cosas al revés cause un problema grave, como el que una ambulancia o un camión de bomberos no pueda llegar a prestar auxilio, no sea un familiar cercano de ellos el que necesite de la ayude, porque entonces se lamentarán de sus torpes decisiones y su emperramiento en imponerse por encima de la lógica y de los consejos de algunos viejos que simple y sencillamente les ganamos en experiencia por haber vivido más.
Y así, hagamos corredores verdes sólo de nombre, porque no podemos ponerles árboles ya que estamos en sequía y si los sembramos seguro se secan en unos meses.
Así de ilógicos son. No todo lo pasado fue mejor, pero cuando menos tuvo algo de sentido común.
« Francisco Tijerina Elguezabal »