Opinión Editorial
Adulto mayor
Publicación:12-08-2024
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Y en la sucursal, los demás empleados se hacían de la vista gorda, porque si algo falta es una dosis de paciencia con los abuelitos.
Cierto día me vi en la necesidad de acudir a una sucursal bancaria y mientras esperaba ser atendida por un asesor, una de las empleadas regañaba a un adulto mayor porque no alcanzaba a comprender las indicaciones respecto a activar una nueva tarjeta.
Y en la sucursal, los demás empleados se hacían de la vista gorda, porque si algo falta es una dosis de paciencia con los abuelitos.
Ejemplos como este hay muchos y lo saco a colación justo porque el Estado, en aras de modernizar el sistema del transporte, insiste en que sólo mediante la tarjeta de prepago, se podrá pagar a bordo de las unidades.
Muchos de los que se oponen son los adultos mayores, no por necedad, sino porque para los que adquieren años, no es tan sencillo cambiar, ni tan cómodo adaptarse a lo nuevo cuando nadie se toma la molestia de atender sus dudas.
Tal como sucede con los pagos de pensiones, o solicitar un taxi de aplicación, o cuando acuden a una cita médica, o como el ejemplo citado, la paciencia es algo de lo que se adolece y terminan ignorándolos.
Ya es bastante para los adultos mayores batallar en el día a día con los operadores que se desesperan por su ritmo lento y prefieran no subirlos, de tal suerte que llegar a casa les implica mucho más tiempo que a cualquiera.
Hay muchas honrosas excepciones, me consta también.
Durante la pandemia tuvimos que aprender a vivir de una manera más tecnológica y muchos de esos abuelitos, pudieron hacerse a las nuevas circunstancias.
Los jóvenes dieron sus primeras clases a los adultos mayores para poder seguir conectados con sus seres queridos, aunque otro segmento se quedó rezagado por carecer de la materia prima para desenvolverse.
¿Qué puede faltar para que instituciones como los bancos adopten una política de empatía para atender, con decoro y paciencia, a los adultos mayores? Después de todo, su dinero es tan bueno como el de cualquiera.
¿Qué está fallando dentro del Servicio Público para que, en empatía con los abuelitos, haya opciones en las modalidades de pago en el transporte público o facilidad en la atención en cualquier otro trámite o servicio?
Más allá de que haya políticas públicas encaminadas a la protección de este segmento poblacional o de que las Comisiones de Derechos Humanos velen por los principios de equidad e igualdad, también como sociedad aún debemos seguir transitando para que este mundo sea más amable y bondadoso con absolutamente todos.
Todos somos igualmente valiosos y no hay porque burlarse, ignorar o vulnerar los derechos de nadie.
A propósito del Día de los Abuelitos, que en México se celebra el 28 de agosto, la invitación es a que tratemos a los adultos mayores con calidez, como si se tratara de nuestro abuelito, o el abuelito de un amigo cercano.
Recordemos que los abuelos son la más grande influencia después de los padres, y en su mayoría, son los impulsores de los valores en la sociedad.
Un poco de empatía es algo que el mundo sigue necesitando.
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