Opinión Editorial
"Adiós, Pocitos"
Publicación:23-01-2024
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Ahora que te has marchado, la elocuencia se echará de menos en las pláticas con amigos
Las calles del centro de Monterrey te extrañarán. Caminabas y fotografías las casas antiguas que desaparecían, que derribaban injustamente, y no dejabas de criticar mientras recordabas la historia de las edificaciones. Podrías haber sido un gran cronista o historiador. Ahora que te has marchado, la elocuencia se echará de menos en las pláticas con amigos. La fina ironía que poseías ya no nos hará reír. Tanto en el ámbito político como, por supuesto, tu familia, tus amigos, sentiremos tu ausencia... Luis Ignacio Pozo. "Pocitos"
Te has ido justo en el inicio de una batalla electoral en la que siempre participaste activamente. Tu despedida coincide con un momento de revuelta en el país de tus ancestros, Ecuador. Ahora solo quedan las valiosas anécdotas compartidas contigo. Deseo narrar algunas de esas experiencias vividas juntos, a veces contradictorias pero siempre divertidas, quizás encontrándome identificado en ellas.
Hubo una época en la que nuestro saludo era "patria o muerte", y nuestra respuesta un firme "venceremos". A pesar que desde tu infancia (12 años) simpatizabas con un partido de derecha, el PAN, siempre mostraste un profundo amor por el pueblo cubano y su revolución. Tu fantasía se alineaba con la izquierda latinoamericana, mientras que tu realidad en Monterrey estaba más ligada al empresariado, luchando contra el partido oficial PRI, hegemónico en esa época.
Recuerdo aquellas luchas que, a primera vista, parecía absurda, y fue durante esos tiempos que tuve el gusto de conocerte en las filas de Acción Nacional, a finales de los ochenta y principios de los noventa. Después ya en la primera década de los 2000, al ver el deterioro del PAN, así como se derrumban las casa antiguas de Monterrey, un grupo de panistas nos reuníamos en tu ofician del centro, en ese hermoso patio central, con su bella arquitectura que esta ubicada en Espinoza entre Escobedo y Zaragoza.
En esa oficina, intentamos iniciar nuestra propia revolución interna en el PAN mientras los neopanistas Raúl y Chefo ganaban terreno. A pesar de los esfuerzos de los fundadores por recuperar el poder cedido, recuerdo que en esa reunión llego estar el ex gobernador Fernando Canales. Aunque logramos poco, las tertulias se caracterizaban por discusiones políticas, filosóficas y tus chistes narrados con elocuencia, siempre comenzando seriamente y terminando en carcajadas.
La última vez que te vi, caminabas por el centro de Monterrey luciendo tu clásica guayabera blanca, pantalón de lino y sombrero característico. Platicamos sobre la complejidad de la política, las alianzas impensables y la izquierda en el poder. Tu partida coincide con la transformación del centro de Monterrey, prometiendo calles amigables para caminantes. Extrañaremos tu rostro de niño, tu gran elocuencia y tu fina ironía que siempre nos arrancaba risas. "Adiós Pocitos".
« José Luis Galván Hernández »