Opinión Editorial
Acapulco de Juárez
Publicación:30-10-2023
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A sólo dos días de celebrar su aniversario 174 como entidad federativa (27 de octubre de 1849).
A sólo dos días de celebrar su aniversario 174 como entidad federativa (27 de octubre de 1849), Guerrero vivió en uno de sus principales bastiones, Acapulco, la embestida de Otis, que además de 27 muertos, dato ya de por sí lamentable, causó daños en el 80 por ciento de sus hoteles, algo que desconsuela a cualquiera, tomando en cuenta que vive del turismo y comercio.
Acapulco se encuentra en el top five de los destinos turísticos de México donde a pesar de todo el desorden entre bandas delictivas, recibe arriba de 4.5 millones de turistas al año
Tras de sí, Acapulco, que significa en náhuatl, "lugar de juncos colosales" o "lugar de cañas", hay una rica historia: Acapulco ya existía desde antes de la llegada de los españoles; fue durante la Conquista, que Hernán Cortés lo vio y utilizó para el arribo y envío comercial marítimo; también se utilizó para la construcción de galeones.
Justo por este ir y venir multicultural, se convirtió en una ciudad con presencia afrodescendiente.
Acapulco fue rebautizado como Acapulco de Juárez en 1873, poco después del deceso del presidente Benito Juárez.
Y aunque la vida siguió su curso, fue hasta la década de los 20s cuando se comenzó y terminó de construir la carretera de Ciudad de México hasta Acapulco, generando su boom y convirtiéndose en el centro turístico de moda del jet set, recibiendo lo mismo al príncipe británico Eduardo, que más tarde se convertiría en Enrique VIII, que a John F. Kennedy y Jackie Onassis en su viaje de bodas; a John Wayne, Elizabeth Taylor, Johnny Weissmüller (el primer Tarzán de la historia); Cantinflas, Tin Tán, María Félix, la lista es larga.
Acapulco no dejó de crecer y con su desarrollo lleno de contrastes (por un lado, la opulencia de la zona turística y por el otro la cara misma de la pobreza de miles de sus habitantes), creció la avaricia de la delincuencia y hoy, no es lo que solía ser, al menos no con la magnitud de aquellos tiempos dorados.
El huracán Otis ha pegado, pues, en donde más duele a los acapulqueños y guerrerenses y desafortunadamente, con un gobierno federal y estatal lentos en la toma de decisiones, los residentes se encuentran desesperados.
Sólo el Ejército tiene la venia presidencial en el reparto de despensas, de ahí la exasperación colectiva que quiere comer, quiere sanar, quiere reconstruir, en resumen, quiere que la vida continúe.
Pero como afortunadamente pasa en este tipo de casos, la sociedad civil rebasa a los gobiernos y quienes tienen presencia en medios y redes sociales como Galilea Montijo, Andrea Legarreta, han convocado a la recaudación de fondos y de alimentos para los afectados.
En todo el territorio nacional también se han instalado centros de acopio, con la esperanza de que pronto lleguen a buen destino, los víveres y agua que los acapulqueños necesitan.
Entre los tres sectores de Acapulco, el tradicional, el dorado y el diamante, hay al menos 250 hoteles de los cuales como ya he citado, el 80 por ciento reporta daños; será hasta hoy lunes cuando la autoridad se siente con los empresarios para evaluar daños y definir la estrategia para la recuperación.
Además de seguir siendo solidarios con los hermanos guerrerenses, espero y deseo que cuando este trago tan amargo pase, podamos seguir apoyando, ahora, con un turismo con causa. A pesar de todo pesar, si me permite la expresión, la denominada Perla de Occidente sigue teniendo mucho para ofrecer. Fuerza, Guerrero. Abrazo fraterno, Acapulco.
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