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"Me obligaron a dejar mi cuarto"

Me obligaron a dejar mi cuarto
El casero le argumentó que ella es un foco de contagio

Publicación:21-05-2020
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Fue víctima de discriminación y un constante ataque moral

CDMX.- Luego de cubrir una guardia de 36 horas en un hospital donde se atienden a pacientes con Covid-19, Carolina, quien cuida a dos mujeres en situación vulnerable, fue confrontada por la persona que le rentaba un cuarto donde vivía; le argumentó que ella "es un foco de contagio". Por ello, la obligaron a usar guantes y cubrebocas, además se le dio la orden de no salir de su habitación, porque si lo hacía, tendría que limpiar cada espacio con una mezcla de agua con cloro. Carolina —su nombre se cambia por seguridad— recorría los pasillos de ese inmueble portando googles, una careta, los insumos que le solicitaron, así como con la motivación de cuidar vidas. Sin embargo, fue víctima de discriminación y un constante ataque moral, pues su arrendador le informó que debía abandonar el lugar. "La agresión se presentaba cuando salía de mi cuarto hacia las áreas comunes: si abría el refrigerador o tocaba la mesa o el sillón, debía limpiar inmediatamente con cloro. "Es algo reprobable, no sólo como profesionista, sino como seres humanos. Creo que es parte de la ignorancia de la población, pero agredir a otro es algo que todos los médicos reprobamos", señala. En cuestión de tres días, ella se vio obligada a conseguir un lugar temporal. Reconoce que fue una labor titánica visitar lugares y transitar por las calles de la ciudad, ya que tiene en mente que la principal recomendación de las autoridades sanitarias es quedarse en casa. La voz de Carolina se entrecorta y la mirada se nubla cuando recuerda lo inhóspito de no poder salir de su cuarto y estar en un sitio donde no era bien recibida, a pesar de seguir todas las normas de salud. Explica que por no acatar las medidas excesivas de protección que le impuso el arrendador, éste la amenazó con recurrir ante las autoridades para que inspeccionaran el lugar y la obligaran a seguir sus órdenes. Incluso le llegó a cuestionar que fuera médica por no querer rociar cloro a cada paso que daba. "Llevé a cabo todas las medidas de protección: lavado de manos, evitar cualquier tipo de contacto, bañarme al llegar a mi domicilio, cambiarme de ropa a la hora de salir del hospital. "A parte del temor a salir contagiado por la profesión, tener miedo a agresiones en la calle es algo que nos rebasa como sociedad", agrega.


« El Universal »