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iPhone plegable, ¿sin marca de pliegue?

Apple podría estar apostando por un sistema de bisagra muy diferente al que hemos visto hasta ahora

Publicación:22-03-2025
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Apple estaría trabajando en un modelo de tipo fold con una pantalla interna de 7,8 pulgadas y una externa de 5,5.

 

¿Hace cuantos años que empezamos a hablar del proyecto «secreto» del iPhone plegable? Si recurro a nuestra hemeroteca particular, la primera noticia etiquetada sobre ello la publicaba mi compañero Juan, allá por noviembre de 2017, sobre una patente que apuntaba en ese sentido. Desde entonces, lo puedes comprobar en este enlace, no han dejado de producirse rumores, filtraciones, análisis de firmas de lo más reputadas... en fin, que la conversación sobre un dispositivo que todavía ni siquiera ha sido confirmado oficialmente, se ha extendido durante años.

Algo ha cambiado, eso sí, y es que el mercado de los smartphones plegables ha evolucionado sustancialmente a lo largo de estos años. Si en 2017 los plegables eran cosa del futuro, a día de hoy ya son una realidad más que presente en el mercado. Es cierto, sí, que su índice de penetración en el mercado todavía es bajo, pero con una oferta creciente, con precios cada vez más al alcance de todos los bolsillos, y con muchos de los problemas que se identificaron en los primeros modelos ya solucionados, cada vez son más las tecnológicas, con Samsung a la cabeza, consolidando su presencia e imagen en ese mercado. Así, una vez más, nos encontramos en una situación en la que Apple no va a ser la primera, así que se ve forzada (con gusto, eso sí) a ser la más innovadora.

Y precisamente esa podría ser la clave del iPhone plegable: no llegar el primero, pero sí hacerlo de forma disruptiva. Según ha publicado el analista Ming-Chi Kuo, Apple estaría trabajando en un modelo de tipo fold con una pantalla interna de 7,8 pulgadas y una externa de 5,5. Su lanzamiento no tendría lugar antes de finales de 2026, pero lo realmente interesante no es la fecha, ni siquiera el tamaño: es el objetivo declarado del diseño, que no es otro que eliminar completamente la marca de pliegue en la pantalla interna, uno de los problemas más reconocibles de los modelos actuales.

¿Hace cuantos años que empezamos a hablar del proyecto «secreto» del iPhone plegable? Si recurro a nuestra hemeroteca particular, la primera noticia etiquetada sobre ello la publicaba mi compañero Juan, allá por noviembre de 2017, sobre una patente que apuntaba en ese sentido. Desde entonces, lo puedes comprobar en este enlace, no han dejado de producirse rumores, filtraciones, análisis de firmas de lo más reputadas... en fin, que la conversación sobre un dispositivo que todavía ni siquiera ha sido confirmado oficialmente, se ha extendido durante años.

Algo ha cambiado, eso sí, y es que el mercado de los smartphones plegables ha evolucionado sustancialmente a lo largo de estos años. Si en 2017 los plegables eran cosa del futuro, a día de hoy ya son una realidad más que presente en el mercado. Es cierto, sí, que su índice de penetración en el mercado todavía es bajo, pero con una oferta creciente, con precios cada vez más al alcance de todos los bolsillos, y con muchos de los problemas que se identificaron en los primeros modelos ya solucionados, cada vez son más las tecnológicas, con Samsung a la cabeza, consolidando su presencia e imagen en ese mercado. Así, una vez más, nos encontramos en una situación en la que Apple no va a ser la primera, así que se ve forzada (con gusto, eso sí) a ser la más innovadora.

Y precisamente esa podría ser la clave del iPhone plegable: no llegar el primero, pero sí hacerlo de forma disruptiva. Según ha publicado el analista Ming-Chi Kuo, Apple estaría trabajando en un modelo de tipo fold con una pantalla interna de 7,8 pulgadas y una externa de 5,5. Su lanzamiento no tendría lugar antes de finales de 2026, pero lo realmente interesante no es la fecha, ni siquiera el tamaño: es el objetivo declarado del diseño, que no es otro que eliminar completamente la marca de pliegue en la pantalla interna, uno de los problemas más reconocibles de los modelos actuales.

Para conseguirlo, Apple podría estar apostando por un sistema de bisagra muy diferente al que hemos visto hasta ahora, fabricado con una aleación conocida como metal líquido. Este material, que ofrece una combinación excepcional de resistencia y flexibilidad, permitiría repartir la tensión del pliegue de forma más uniforme, reduciendo al mínimo la deformación que normalmente aparece en la zona central. Aunque el concepto no es nuevo —se ha barajado anteriormente en otras patentes—, sí que lo sería su aplicación real en un producto comercial, y especialmente en un iPhone.

La idea de Apple, según las fuentes de Kuo, es mantener el grosor del dispositivo entre 9 y 9,5 mm cuando está plegado, y de entre 4,5 y 4,8 mm al desplegarse, lo que lo situaría en cifras bastante competitivas frente a los modelos actuales. Otro detalle llamativo sería el regreso de Touch ID, que sustituiría a Face ID como sistema biométrico, algo que tendría todo el sentido si Apple opta por reducir la complejidad del frontal para favorecer un diseño más limpio y ligero. En cuanto al precio, no hay sorpresas: todo apunta a que el primer iPhone plegable será también el más caro, con una cifra que apunta a los 2.500 dólares.

Apple, como es habitual, no ha confirmado ninguno de estos detalles, y no lo hará hasta que esté preparada para presentar oficialmente el dispositivo. Pero si hay algo que la compañía sabe hacer bien es analizar con calma un mercado, identificar sus puntos débiles y lanzar un producto que corrija —al menos en parte— sus principales limitaciones. En el caso de los plegables, esa limitación tiene nombre y forma: la marca de pliegue. ¿Eliminarla? No cambiaría  el paradigma, pero sí sería una mejora estética y funcional que Apple podría aprovechar para reforzar su imagen de marca y presentar un plegable que, sin reinventar nada, luzca mejor que el de sus competidores.

 



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