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Estudiantes de la UDEM “Somos Nosotros”


Publicación:26-12-2019
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Estudiantes de la UDEM “Somos Nosotros”

Monterrey, N.L.-Debido a que es la fuerza de la juventud mueve al mundo, estudiantes universitarios de la UdeM se preocupan y ocupan por trabajar para lograr un mejor medio ambiente y una mejor comunidad y lo demuestran con acciones de limpieza para lo cual hacen sinergias con instituciones diversas, con los ciudadanos y con los gobiernos municipales.

El colectivo estudiantil "Somos Nosotros", acompañados por maestros y colaboradores de la Universidad de Monterrey, en colaboración con trabajadores de los municipios de Santa Catarina y San Pedro Garza García, hicieron trabajos de remozamiento a diferentes predios en la colonia Jesús M. Garza, en esta ocasión en los dos municipios, ya que la colonia es prácticamente la vecina de la universidad de Monterrey.

Dentro del programa de la UDEM "Más Manos por tu Comunidad", como lo hicieron el año pasado, más de 130 voluntarios realizaron labores de limpieza y pintura en diversos hogares y baldíos, así como la siembra de árboles sobre el camellón lateral de la avenida Morones Prieto, a lo largo de la calle Francisco Villa.

El arranque del evento, en el edificio de rectoría de la UDEM, estuvo presidido por Isabella Navarro Grueter, vicerrectora de Formación Integral de esta casa de estudios; Víctor Manuel Torres Leal, secretario de Desarrollo Social, en representación del municipio de Santa Catarina; y Patricia Hernández de Anda, directora de Vinculación Social, por el municipio de San Pedro, entre otros.

Mónica Martínez señaló que tanto el colectivo "Somos Nosotros" como la Universidad están convencidos de que en las ciudades se necesitan espacios de encuentro y oportunidades de aproximación para la construcción de comunidad y ciudadanía.

“El año pasado hicimos la primera edición de este voluntariado con una sola colonia y nos enfocamos en la recuperación de espacios abandonados; durante un año nos hemos dedicado a utilizarlos y a marcarlos como posibles espacios públicos; en esta edición del Más Manos, apelamos a la reconexión entre municipios, a equipar espacios con foco en las necesidades de sus habitantes, pensando siempre en integrar las dimensiones de seguridad y participación”, estableció.

Los trabajos fueron realizados por estudiantes, maestros y colaboradores de la UDEM, así como trabajadores de los municipios, a través de Servicios Públicos y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología.

La coordinación del evento corrió a cargo del colectivo Somos Nosotros, integrado por estudiantes y que surge del programa de becas Formar para Transformar, que eligió la colonia Jesús M. Garza.

Este tipo de acciones formaron en este 2019 parte del marco del 50 aniversario de la UDEM.

“Más Manos por tu Comunidad” es el voluntariado que cada semestre organiza la UDEM, a través del Centro para la Solidaridad y la Filantropía, generalmente en escuelas primarias o secundarias, para promover la participación ciudadana entre alumnos, profesores y colaboradores de esta institución educativa, junto con los habitantes de la comunidad y los municipios.

VENTAJAS EXTRAS

Las personas que pasan más tiempo en contacto con la naturaleza tienden a experimentar emociones más positivas, albergan más vitalidad, felicidad y manifiestan una armónica satisfacción con la vida, expuso Mónica Martínez.

“Aquellos niños que disfrutan de un mayor contacto con el medio natural son capaces de afrontar mejor algunas situaciones adversas a las que son expuestos habitualmente, y además sufren menos estrés del que cabría esperar si no contasen con este factor protector que es la naturaleza”, dijo.

El mero contacto con la naturaleza no evita que suframos ansiedad, reconoció, “pero si nos sumergimos conscientemente en un paraje natural y atendemos sin prisas a lo que nos rodea, esa percepción nos brindará la capacidad para regular mejor el estrés y no nos veremos desbordados por ello”.

Detrás de estas conclusiones puede haber lógicamente razones biológicas, pues aunque el ser humano se haya adaptado al modo de vida urbano, el cerebro sabe que no es su medio natural, y todavía añora estímulos primitivos más conectados con la madre Tierra.

“No olvidemos que durante milenios la especie humana desarrolló en la misma naturaleza las estrategias de adaptación más exitosas para su supervivencia, y allí es donde debería regresar para restaurar los valores perdidos o simplemente desubicados por los tiempos actuales”, añadió.

La naturaleza ofrece una cantidad tan elevada de incentivos, que la relación con ella provoca un estímulo directo en las neuronas, en las emociones y supone una experiencia que genera un inmediato bienestar.

“El sencillo pero maravilloso hecho de oler intensamente una flor, contemplar la amplitud del campo, un atardecer en el mar o escuchar el canto de un pájaro provoca en el ser humano sentimientos positivos, y estos se almacenan fácilmente en la memoria, a la cual podremos recurrir cuando necesitemos sentirnos bien. Y no se equivoquen: desde la ciencia sabemos que es más rentable invertir en experiencias que en objetos materiales”.

El valor de lo vivido perdura en nuestro recuerdo, en el tiempo; por el contrario, las adquisiciones físicas y palpables pierden valor desde el momento que las recibimos, finalizó.



« Redacción »