Reconoce Ecuador el derecho a la eutanasia

La Corte Constitucional de Ecuador ha dado un paso al reconocer el derecho a la eutanasia en el país, convirtiéndose así en el segundo país latinoamericano en despenalizar este procedimiento después de Colombia. 

Con siete votos a favor de sus nueve magistrados, la decisión allana el camino para que los médicos puedan ayudar a morir a pacientes sin enfrentar penas de cárcel. 

Esta resolución, emitida el miércoles, responde al caso de Paola Roldán, una paciente de 43 años que sufre de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad incurable y mortal.

La sentencia de la Corte Constitucional establece que la sanción por homicidio no podrá aplicarse al médico que realice un procedimiento de eutanasia activa, siempre y cuando sea en aras de preservar los derechos de una vida digna y el libre desarrollo de la personalidad del paciente. 

Este fallo representa un avance significativo en el reconocimiento de los derechos individuales y el respeto a la autonomía de las personas que enfrentan enfermedades terminales.

El caso de Paola ha sido fundamental en este proceso, ya que su demanda contra el artículo 144 del código penal ecuatoriano, que considera la eutanasia como un homicidio, fue crucial para llevar este tema a la discusión pública y judicial.

La sentencia de la Corte Constitucional declaró la inconstitucionalidad de este apartado, dando la razón a Roldán y abriendo la puerta a un cambio significativo en la legislación ecuatoriana.

A pesar de la decisión favorable de la Corte, aún queda pendiente la reglamentación de la práctica de la eutanasia en ese país latinoamericano. 

El Ministerio de Salud deberá presentar un proyecto de ley al Congreso para establecer los procedimientos y protocolos que regirán este procedimiento.

Sin embargo, la sentencia ha sido recibida con alivio y esperanza por parte de la paciente y su equipo legal, quienes consideran que esta medida representa un avance en el reconocimiento de los derechos de las personas que enfrentan enfermedades terminales y graves sufrimientos físicos y emocionales.