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Meghan Markle ha sentido el racismo en carne propia

Meghan Markle ha sentido el racismo en carne propia


Publicación:03-06-2020
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Ante la injusticia cometida por policías de Minneapolis, que provocó la muerte de George Floyd, resurgió una honesta carta escrita por la duquesa de Sussex

A las voces que claman justicia por la muerte de George Floyd se han sumado las de diversas personalidades de todos los ámbitos y aunque Meghan Markle no ha hecho una declaración pública hasta el momento, sí resurgió una carta que escribió para contar su experiencia en Estados Unidos como una mujer birracial.

Antes de ser duquesa, de conocer y enamorarse del príncipe Harry, Meghan formó parte del elenco de la serie Suits y pasó su infancia, adolescencia y vida adulta como muchas otras personas que nacieron con una amalgama de razas y que también sufrió o presenció racismo, que afectó de igual forma a su mamá Doria Ragland.

Incluso cuando se anunció su compromiso con el príncipe Harry, él tuvo que emitir un comunicado en el que hizo énfasis en la desaprobación de toda la Casa de Windsor respecto a la manera en la que los reportajes hechos en la prensa británica insistían en hacer la connotación de su raza mixta.

La larga cobertura de su romance y las constantes críticas que los tabloides hacían a cada movimiento de la duquesa de Sussex aceleraron el Megxit, que el propio Harry aceptó había sido una idea suya para respaldar a su esposa y evitar un ataque que a la larga repitiera la historia de su mamá, la princesa Diana de Gales.

Markle publicó en 2015 un poderoso statement en la revista ELLE y confesó a lo que se enfrentó siempre: "'¿Qué eres?' Una pregunta que me hacen todas las semanas de mi vida; casi todos los días. 'Bueno', les digo, lo sé muy bien. Soy actriz, escritora, editora en jefe de mi blog de estilo de vida The Tig, una buena cocinera y una firme creyente de las cartas escritas a mano.

"Una pequeña prueba, sí, pero una que siento es una imagen bastante sólida de quién soy. Pero esto es lo que sucede: sonríen y asienten con cortesía, tal vez incluso se ríen entre dientes, antes de llegar a su punto, 'Bien, pero ¿qué eres? ¿De dónde son tus padres?'. Sabía que iba a llegar, siempre pasa", escribió Meghan.

La respuesta honesta que siempre daba la exactriz era: "Mi papá es caucásico y mi mamá es afroamericana. Soy mitad negra y mitad blanca". En aquel entonces, Meghan confesó que estaba asustada de compartir lo que ha vivido en un mundo "cerrado" y que la trató de manera diferente porque no veía en ella a una mujer negra o birracial.

"Describir algo como blanco o negro significa que está claramente definido. Sin embargo, cuando tu origen étnico es blanco y negro, la dicotomía no es tan clara. De hecho, crea un área gris. Ser birracial pinta una línea borrosa que es a la vez asombrosa e iluminadora", explicó Markle. La duquesa también habló del romance de sus padres y de lo que vino después.

Detalló su vecindario en The Valley, en Los Ángeles, al que calificó de "colorido, accesible y diverso". Meghan contó que su mamá era confundida con su niñera por su color de piel. A sus padres les agradeció "la manera en la que construyeron mi mundo para que no me sintiera diferente, sino especial".

En la adolescencia enfrentó su primer gran reto, cuando por censo escolar tenía que identificar su etnicidad: "Mi maestra me dijo que marcara la casilla para caucásicos. 'Porque así es como te ves, Meghan'. Dejé caer mi pluma. No como un acto de desafío, sino como un síntoma de mi confusión", explicó.

Meghan profundizó en que "no podía obligarme a hacer eso ni imaginar la tristeza que mi madre sentiría si se enterara. Entonces, no marqué ninguna casilla. Dejé mi identidad en blanco, un signo de interrogación, un absoluto incompleto, muy parecido a cómo me sentía". Esa noche su papá le dio la solución: "Si vuelve a pasar, dibuja tu propia casilla".

Durante su tiempo en la Universidad, aceptó, "tenía miedo de abrir la caja de Pandora de la discriminación, así que callé mi voz". Una de sus vivencias más duras sucedió en Los Ángeles durante sus vacaciones, cuando alguien agredió a su mamá al llamarla con la N word, "sus nudillos de chocolate palidecieron por apretar el volante con tanta fuerza", recordó.

Las cosas no fueron más sencillas cuando se convirtió en actriz: "No era lo suficientemente negra para los roles negros y no era lo suficientemente blanca para los blancos, dejándome en algún lugar en el centro, como un camaleón étnico que no podía conseguir un trabajo", recordó, pero luego llegó Suits. Al final, dejó en claro que nunca será una mujer gris y, tal y como le propuso su papá, dibujó su propia casilla.

 "Me he curado desde la base. Si bien mi herencia mixta puede haber creado un área gris que rodea mi autoidentificación, manteniéndome con un pie a ambos lados de la cerca, he llegado a aceptar eso. Decir quién soy, compartir de dónde soy, expresar mi orgullo de ser una mujer de raza mixta fuerte y segura"



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