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Procurar el bien del otro

Procurar el bien del otro


Publicación:16-05-2020
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"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos... El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama"

El Evangelio de hoy nos ofrece las palabras de Jesús durante su última cena con sus discípulos. Tienen, por tanto, carácter de testamento. Esa importancia quiere darles Jesús.

Durante este breve desarrollo, en dos ocasiones Jesús habla de "mis mandamientos". En ambos casos, son el criterio para discernir el amor hacia él: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos... El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama". Es claro, entonces, que el amor a Jesús no consiste en un sentimiento mio, sino en algo muy concreto y factible: el amor a Jesús consiste en el amor al prójimo. Por dos caminos se puede demostrar esta afirmación.

En primer lugar, nos preguntamos: ¿Cuáles son los mandamientos de Jesús, para que cumpliéndolos le demostremos nuestro amor? Para tener la respuesta no tenemos que ir muy lejos, pues el mismo Jesús nos responde resumiendo todos sus mandamientos en uno solo: "Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado... Lo que os mando es que os améis los unos a los otros" (Jn 15,12.17). Si el amor a Jesús consiste en guardar sus mandamientos y éstos se resumen en el amor de unos a otros, entonces al amor a Jesús consiste en el amor al prójimo. Jesús no considera cumplido su mandamiento mientras no haya alcanzado la medida indicada por él: "Como yo os he amado". Él nos amó hasta entregar la vida por nosotros. Ya sabemos que el amor consiste en procurar el bien del otro. No se ha cumplido el mandamiento de Jesús mientras no se ha buscado el bien del prójimo hasta el extremo de entregar la propia vida por él. ¡Ya podemos medir nuestro amor a Jesús!

A esta misma conclusión se llega por otro camino. Jesús nos advirtió que al final de nuestra vida seremos juzgados por nuestro amor al prójimo. Pero lo dice de esta manera: "Tuve hambre y me disteis de comer, estuve desnudo y me vestisteis, estuve enfermo y me visitasteis...". Y a la pregunta: ¿Cuándo hicimos estos actos de amor contigo?, responde: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (cf. Mt 25,34-40). El amor a Jesús consiste en procurar el bien de los más necesitados, a quienes Jesús llama "mis hermanos más pequeños" y se identifica con ellos: "A mí me lo hacéis".

La conclusión a que hemos llegado es muy oportuna para este día en que celebramos el "Día del Trabajador". En efecto todos los problemas del mundo del trabajo se resolverían si rigiera allí el mandamiento de Jesús: si el empleador procurara el bien de sus trabajadores y de sus familias en el salario que les asigna y en todas las condiciones de trabajo; y el trabajador procurara el bien del empleador haciendo un trabajo eficiente y honesto. Todos los males del mundo del trabajo consisten en que cada uno procura su propio bien.



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