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La famosa Inquisición

Publicación:07-12-2025
TEMA: #Agora
La invocación es un acto de apertura, de rendición, un ritual de transición donde lo humano se vuelve campo fértil para lo eterno
Cierto día del último mes del año
Olga de León G.
Existen algunas expresiones que me ha tocado oír, a veces por vez primera, otras ya escuchadas con anterioridad, que quizás por mi formación o educación se me antojan insultantes, pero no sé si para quien van dirigidas, o en realidad por el que las profiere: me gusta pensar que ofenden al que las lanza antes que a la víctima de la que se quiere hacer mofa... eso, si quien las dice merece algo de mi respeto. En fin, hay una en particular, que jamás había escuchado antes de este año (por lo mismo, no la entendí rápidamente).
La frase comenzó con una pregunta, que decía: ¿Sabe usted cuál es la diferencia entre una gallina y una pata? Y, ante la respuesta que ya esperaba el que la hizo, de: no; con una sonrisa de oreja a oreja, dijo; "- que la gallina cacarea, lo que la pata hizo". La aludida, calló. Ante tal cosa, no tenía nada qué decir: ella no era gallina ni pata. Entonces... A palabras ofensivas, o por lo menos de dudosa intencionalidad, lo mejor es hacer "oídos sordos": ¿Quién queda como mal educado?
En fin, no obstante ese desafortunado incidente, la tarde fue estupenda. Eso pensó la mujer a quien se pretendió lastimar y yo, en empatía con ella. Yo, porque recibí muy buenas noticias en la consulta de revisión de mi ojo operado: todo muy bien. La verdad sea dicha de paso, sobre lo que pasa mientras esperamos entrar a consulta, es que se escuchan tan pocas cosas en los hospitales o salas de espera para citas; ya que nadie se atreve a interrumpir el sagrado silencio de dichos nosocomios. Salvo una que otra paciente, que no sabe esperar por horas sin buscar conversación con quienes tiene a su lado... Y, ¡se aprende tanto! A veces, justamente a guardar silencio, si no hay una interlocución interesante o de provecho para ambas partes.
Últimamente mis salidas de casa, prácticamente, están limitadas a consultas médicas, estudios o análisis también médicos, o pasar a farmacia por medicamentos que quedaron pendientes de entrega. Suelo pensar y decir que estoy en plan de recuperación de horas de sueño y mejoras en mi salud, que se vio un tanto afectada por causas de fuerza mayor y para atender y cuidar de mi esposo enfermo por casi tres años. Tengo plena confianza y razonable criterio para creer que esto solo es por un lapso, mientras todo me voy atendiendo. En son de medio en serio y medio en broma, digo; en dos o tres años máximo, ¡estaré rejuvenecida!, me habré tumbado de encima unos tres, cuatro o cinco años, por lo menos. Considero esta una buena actitud... la mejor para salir de achaques y dolencias menores o mayores.
Pero, basta de males. Examinemos lo que vendrá. Hagámoslo con una mini historia o minificción:
"- El año aún no terminaba, ni siquiera era Nochebuena ni Navidad de un año viejo, uno de hacía cuarenta y seis o siete años, yo apenas si rebasaba los treinta y dos años..."
La calle estaba desierta: no había gente de a pie, ni autos circulando. En el cielo, la noche empezaba a caer y las nubes se engruesaban y oscurecían, a pesar de eso, el viento permanecía quieto... No se movían las hojas de los árboles ni el follaje de las plantas y arbustos pequeños daban muestra de movimiento alguno. El silencio reinaba y cubría los techos de las casas que con las luces apagadas coronaban el entorno silente que parecía no tener vida.
Repentinamente, como salidas de algún hueco en el cielo o de entre la tierra y los árboles, parvadas de aves se fueron acercando a los techos de las casas más altas, solo para apenas acariciar esos techos y emprender de nuevo una partida hacia los cerros y montañas. El mes de diciembre de ese año se acabó en un Santiamén. Y, nunca supimos qué paso con la Noche Buena ni con la Navidad.
Pero, la alegría volvió a los corazones de la gente y, con frijoles, tortillas, chile y arroz, pasaron los mejores días de su vida: el cielo se iluminó y las familias se unieron aún más que antes de ese año. Así, a partir de un cuatro de diciembre, todo cambió para bien: nadie criticó a su prójimo, todos tenían solo palabras de aliento para los amigos, conocidos y desconocidos. Nadie volvió a usar la ironía ni el sarcasmo para fastidiar o humillar al otro.
Hasta el día en que a alguien se le ocurrió preguntar: ¿Sabe usted la diferencia entre la gallina y la pata? Imposible que todos seamos realmente iguales. No lo somos, porque hay niveles de educación y cultura diferentes... No se diga de inteligencias, o de ciencia, o finanzas y economía...
El rencor inflamado
Carlos A. Ponzio de León
He sufrido cuatro eventos psicóticos en mi vida, todos de magnitud inmensa, proféticos, algunos cumplidos, otros por verse, y unos cuantos que espero nunca lleguen. Son demasiadas psicosis para una vida, diría un médico psiquiatra, sobre todo cuando se trata de alguien que cumple tomando sus medicamentos. Lo creo. Han sido aterradores.
El primero tuvo estuvo relacionado con visiones de ataques a Estados Unidos por parte de grupos terroristas. Esta clase de alucinaciones visuales las tuve en 1999, a los 25 años, mientras estudiaba el Doctorado, dos años antes de los sucesos de 11 de septiembre de 2001 en las Torres Gemelas. El segundo fue 3 años después, a los 28, en 2002. Fueron revelaciones sobre la persecución que latinos y migrantes están sufriendo actualmente en los Estados Unidos. El tercer evento fue en 2008, a los 34, cuando ya vivía en el Ciudad de México, sobre ataques violentos del narcotráfico en México. El cuarto fue en 2015, a los 41, sobre la Guerra de Rusia en Ucrania, la cual comenzó en 2022.
Cada uno de estos sucesos también me reveló verdades sobre quién soy. Alucinaciones divinas sobre mi pasado, mi presente y mi futuro. Mis mecanismos de defensa han buscado incansablemente maneras menos violentas de comunicación con Dios, de acudir a su llamado sin ser semidestruido por la imponencia de su SER. ("Hall of Fame", The Script, feat. will.i.am).
A ojos de cualquiera que conoce los detalles, cada uno de estos eventos psicóticos ha puesto en riesgo mi vida. He estado al borde de la muerte en cada uno de ellos. Pero en palabras de Dios, siempre estuve en la palma de su mano... ("¿Para hacerme papilla mientras cierras Tu puño?", le pregunto a Él; responde que para cuidarme).
Esta es la primera vez que revelo en público estas verdades sobre las psicosis que he vivido, que las alucinaciones han sido proféticas. Esto lo saben solo los que me esperan; los que están al tanto.
Las alucinaciones están llenas de detalles. Son referencias al Libro de la Revelación de San Juan. Hay claves para entenderlo. Fui preparado para revelarlo al Mundo cuando el momento haya llegado, porque la Palabra de Dios se está cumpliendo y el malvado sigue haciendo malvades. ¡Preparaos!
El mayor acto de simbolismo en mi vida fue abandonar la Economía en su momento, por la Música, la Literatura, la Pintura y el resto de las Artes, para luego regresar de una manera práctica a atender algunos de los asuntos del mundo. Porque escrito está: "Miren que vengo pronto. Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho". (Apocalipsis 22:12).
La invocación es un acto de apertura, de rendición, un ritual de transición donde lo humano se vuelve campo fértil para lo eterno. La semilla; el gen. La sapiencia; el semen. La mansedumbre, la sobriedad y la sed. El fruto deseado. 44/3.3
Los eventos psicóticos me han mostrado el poder de la palabra. El Verbo Encarnado. La puesta en escena y la ilusión. El deseo es recompensa. Basta un pensamiento para que ocurra la magia ("The Rose Of Laura Nyro", Elton John y Brandi Carlile).
Las visiones son la traducción de la palabra de Dios: La poética de Dios revelada. La sombra del caudillo sobre las demás ilusiones. La incongruencia de las contradicciones. El punto donde la paradoja es clara. El mundo fuera de este mundo, revelado.
Fracciones inmortales. Un círculo inscrito en el centro de una elipse. El perímetro de la elipse es 44 pulgadas. El diámetro del círculo es 3.3 pulgadas. La razón: trece más un tercio.
La aplicabilidad del Teorema de Pitágoras a nuestro mundo visible. La línea de los Reales no existe. La constante de Planck es igual a (2pi)x10(-34) julios por segundo.
Pasos pesados en el aeropuerto. La convicción del roble. La locura de lo indomable. El escalofrío y la inocencia. El nombre de lo innombrable es la puerta de lo sagrado. Abro la cerradura. Aparece la luz. La frecuencia es la intachable violencia de la verdad. El cuerpo se queda sin nombre y yo, inmaculada consagración de la primavera, soy el sacrificio vuelto sexo y placer. El nombre de lo innombrable. El árbol medido en pulgadas. El miembro listo para la detonación.
Vuelvo al punto de retorno.
Mis eventos psicóticos han sido sagrados. Nada lo niega. Callo lo que no ha ocurrido. Paciencia. Incertidumbre. Vuelvo a mi séptimo mandamiento. El séptimo sello. La venida segunda, adentro de tu boca. La especulación hace sombra, cubre de fuego, nombra lo innombrable. En el patio la sombra es un pañuelo que seca el sudor.
Linda joven recorre mi cuerpo con su lengua. La esperanza se yergue como tronco de árbol. Ha llegado el momento.
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