Cultural Literatura
Aborda tiempo, memoria y literatura
Publicación:18-05-2021
TEMA: #Literatura
Estoy en una edad en la que queda claro que uno ya tiene más pasado que futuro
Ciudad de México.-Los que no (Alfaguara, 2021), la nueva novela, y la más ambiciosa, del narrador y ensayista Álvaro Uribe, contiene no sólo todos los temas que a lo largo de su vida literaria le han obsesionado: la muerte, el tiempo, los viajes, la memoria, la historia familiar y la literatura, es también la obra que tenía casi 50 años guardando y que escribe ahora, dice, desde la vejez para repasar a sus amigos de juventud, su vida de diplomático, su ingreso a la literatura, su distancia con la paternidad y su enfermedad.
El narrador y diplomático nacido en Ciudad de México, en 1953, que es autor de El taller del tiempo, Expediente del atentado --Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska 2008—y Autorretrato de familia con perro, Premio Xavier Villaurrutia 2014, asegura que este es un libro que desde la vejez hace un recuento de ciertos momentos decisivos y de ciertas amistades decisivas.
-¿Se había llegado el momento de repasar su vida y la gente que lo rodeó?
--Estoy en una edad en la que queda claro que uno ya tiene más pasado que futuro y que por más optimista que seas podrías vivir 10 o 15 años más porque ya viviste 60 y tantos años, entonces el peso del pasado es abrumador comparado con el peso que pueda tener el futuro tan incierto. Para mí fue un buen momento para hacer un recuento de la propia juventud, de lo que quise ser y hacer, las dos cosas: auto valorarse y valorar a la gente que uno conoció y ver hasta dónde llegó en esa ruta que en la juventud está llena de ilusiones y muchas de esas ilusiones no se cumplen, de ahí el título de Los que no.
-Aunque habla de otros siempre es su historia
--Al narrador que es un escritor cuya biografía se parece bastante a la mía tampoco hay que creerle todo lo que dice. El narrador no deja de estar presente en todo momento y esto por la dificultad y los límites que se auto impone, no es un narrador omnisciente de estos que saben lo que sienten todos sus personajes ni mucho menos, es alguien que se limita sólo a contar aquello que él presenció directamente o aquello que le contaron los personajes. Este es un límite deliberado del narrador de esta novela y fue un límite que yo me puse para precisamente dar una idea parcial de los recuerdos que tenemos todos.
-¿Estas historias estaban esperando el momento de ser contadas?
--Por su propósito mismo y por el momento en que lo escribí este libro se convierte en una suma. Quien lea este libro podrá encontrar aquí todos los temas que me apasionan y me obsesionan y también todas las mañas literarias con las que soy capaz de evocar esos temas. Yo espero que no sea el último libro y tener tiempo para escribir más, pero si no fuera el caso, si me toca la mala suerte de no poder escribir otro libro, éste suma de manera muy clara aquello de que soy capaz como escritor y cómo ha influido mi vida para llegar a ser el escritor que soy.
-¿Un escritor maduro que mira sus inicios y explora formas narrativas?
--Lo que me propuse con este libro fue hacer un repaso a la juventud con todas sus ilusiones pero no desde la juventud misma sino desde la vejez y su natural desilusión, desencanto, escepticismo y cierta mirada irónica, si bien el libro tiene algo de novela de formación pues todos los personajes aparecen jóvenes y viendo cómo le dan forma a su destino; el narrador que también es personaje, ya no es joven, es más bien mayor y desde ese punto de vista está haciendo el repaso.
Y por otro lado me propuse hacer juegos literarios, no contar llanamente las historias de juventud, si no poner en juego lo que significa escribir un libro y dejarlo entre la realidad y la literatura, entre la memoria y la vida real.
« El Universal »