Ante la incapacidad del gobierno actual para conducir las riendas del Estado, ante su evidente corrupción y un mandato fincado en las mentiras y los chistes baratos, la palabrería vacua y las mañas de gobiernos y partidos anteriores, no queda otra más que la participación ciudadana y el fortalecimiento de las iniciativas sociales ciudadanas, autogestionarias, para que pueda salvarse algo del barco a punto de hundirse.

Asunto que se hará más intenso en la medida que pase el tiempo, porque los voraces de siempre buscan desde ya las posiciones que creen merecer dentro del próximo proceso electoral, con lo cual, si se está en un puesto público no se hará con el fervor y la disciplina que merece sino que se descuidará para dar atención a los propósitos políticos.

Y como en la política se ha sobrepuesto el interés personal sobre el bienestar colectivo, y no importan nada la ideología, los principios, las convicciones y el vínculo con la ciudadanía, especialmente con los que menos tienen recursos para sobrevivir, se buscará el puesto sin importar partido, independencia, o alianzas.

Ahí tienen a la Judith Díaz, quien se bajara del PAN al que sirvió durante años y tuvo puestos y ganancias por ese partido, para luego botarlo -luego de decir que no dejaría a su partido, y luego lo hizo, y se vino con uno de derecha que se alió a la izquierda- entregándole un reconocimiento a Manuel González Flores, secretario de Gobierno. Háganme el favor. Y es González Flores quien busca incrementar la tarifa del transporte para prejuicio de miles de usuarios del estado.

Este tipo de actos pone en evidencia que Judith Díaz es totalmente contraria al pensamiento y a la política de Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República. Y cómo no, si desde el PAN lo atacó. ¿Y los pobres viejitos o viejitos pobres? que sigan sufriendo porque no les llega la pensión a la cual tienen derecho. Semejante acto no se había visto en muchos años. Y el secretario de gobierno, dicen, buscará a Morena para ser el candidato a la gubernatura. Y se subirán al carro moreno todos los apresurados, hasta Abel Guerra y Clara Luz Flores.

Por eso es de vital importancia la participación ciudadana independiente, independiente del gobierno, claro, para que el barco no zozobre. Y que no se borren de la memoria los comportamientos de quienes asoman la cabeza, para tomarlo en cuenta el día de las votaciones o cuando busquen alguna nominación. Sí voy a trabajar por el pueblo, buscar su mejoría, que no haya inseguridad, corrupción, será la cantaleta de todos y todas, como ha sido la cantaleta de todos y todas.

Ni hablar de democracia participativa. Primero porque ninguno de los referidos sabe qué es eso, con qué se come, y segundo porque no quieren saber puesto que les afectaría hasta en las uñas, y tercero, si lo saben la omiten dentro de sus planes, porque sería contrario a sus planes que no es precisamente la democracia sino la cuantía personal.

Ni modo: la Cuarta Transformación, por la que tanto batalló el hoy Presidente Andrés Manuel López Obrador, no llegó a Nuevo León.