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Opinión Columna


El capo de la CTM


Publicación:28-04-2017
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Exactamente como la cabeza de las estructuras delictivas organizadas, como el líder (más buscado) de la mafia del poder, exactamente así funciona Ismael Flores

Exactamente como la cabeza de las estructuras delictivas organizadas, como el líder (más buscado) de la mafia del poder, exactamente así funciona Ismael Flores, dirigente estatal de la CTM desde hace alrededor de 16 años, los mismos en que ha amasado una considerable fortuna, que no tiene ninguna explicación de origen de no ser de manera ilegal. Con una diferencia, los capos y los políticos de altura son elegantes, saben vestir y hasta algo de cultura han de tener, Ismael Flores no. Es un naco. Es un tunante.


Al frente de la CTM Flores la volvió un cártel de la política, apoyado por sus sicarios, sus testaferros, sus incondicionales (a cambio de una tajadita del pastelote) y sus prestanombres. De esta manera la CTM es la principal estructura del PRI y su mejor reflejo de cómo opera políticamente: chantajes, amenazas de muerte, presiones, dinero por abajo del agua, compra de votos, comelonches, golpes. En el proceso electoral del 18 que ya inicia, esta será la característica del PRI que se puede sintetizar en una palabra: corrupción.


Por fin los agremiados a la CTM, cansados de las corruptelas, amenazas y sangrías de Flores y sus achichincles, se rebelaron y decidieron salirse de la organización, debilitándola sin duda alguna. En el contexto del proceso electoral la CTM estará débil y con poca oferta que vender al PRI y a sus áreas de dominio, como Guadalupe, Apodaca y Monterrey.


Sabido es que la CTM controla las elecciones de esos municipios. Ivonne Alvarez alcanzó la alcaldía gracias a la CTM, antes, Cristina Díaz y poco después César Garza. Y como son de la CTM y del PRI siguen los mismos pasos: la corrupción, la deficiencia en la prestación de servicios, la burocracia, y demás antes endémicos que caracterizan a las administraciones tricolores apoyadas por las huestes cetemistas.


De ahí tenía que venir la estampida de los búfalos, de la misma CTM. Los agremiados cansados de las extorsiones de Ismael Flores (una de las causas de su cuantiosa riqueza), de sumisión, de estar presentes el día del trabajo, de decir sí señor y obedecer porque de lo contrario lo golpean y le quitan sus prestaciones, se salieron para ensayar otros cauces de organización gremial.


Por otro lado, la situación de la CTM y de su mandarín de tercera, Ismael Flores, no es sino el reflejo del sindicalismo mexicano que, en primera, no existe: existen organizaciones de trabajadores al servicio de ayuntamientos y estados y paraestatales que funcionan únicamente como votos en las elecciones. La corrupción (ahí están Romero Deschamps del sindicato de PEMEX), la perpetuidad (ahí están Cavazos del sindicato del Gobierno y Reyes del sindicato del ayuntamiento Regio), la violencia y los métodos rudos, son las características de un modelo sindical que simplemente no funciona. Y si existen los sindicatos es porque el gobierno lo permite del PRI y del PAN, para asegurar votos en los procesos electorales. Pero no para beneficio de los trabajadores que siguen igual de amolados que siempre.


El horizonte de trabajadores brillaría y la democracia política avanzaría en ciertos ayuntamientos si Ismael Flores ya no está a la cabeza de la CTM, siempre y cuando no pongan a otro como él en su lugar.



« Redacción »