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"La muerte me hizo reflexionar sobre la danza": Ricardo Rubio
Publicación:22-11-2023
TEMA: #Cultura
El bailaor dice que en el flamenco, viven la emoción y después la nombran.
CIUDAD DE MÉXICO.- "Creemos que al hablar del lenguaje nos estamos refiriendo a la palabra o a sistemas codificados que el otro puede leer o traducir a ideas. Sin embargo, el cuerpo produce una cantidad impresionante de lenguajes. Uno de ellos son las pulsaciones eléctricas que nuestro sistema nervioso lanza", afirma Ricardo Rubio, coreógrafo
y bailador de flamenco que presentó, junto a su compañía INTERflamenca, la pieza MI TEMPLE (O) [poema escénico], en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque.
"No hay nada más favorable que el flamenco para entender estos lenguajes, estos impulsos desbordados porque el flamenco vive de estos impulsos pasionales o emocionales y que son producto de un sistema nervioso. El lenguaje al que yo me refiero es al lenguaje empático que tenemos, como animales mamíferos. Nos comunicamos de animal-escénico a animal-receptor como público. No es algo ficticio, es algo muy real. En la danza nos comunicamos con impulsos de vida y eso es lo que el público lee", dice sobre su pieza que no tiene un hilo narrativo como tal, sino que es una investigación escénica sobre la forma en que interactúa el papel de la voz en la danza y el lenguaje del cuerpo.
Una pieza escrita a partir del poema "Prelude on love", escrito por el propio Rubio. Una exploración continuada por el artista sonoro Mr. Insect que colocó cuatro micrófonos con los que Rubio interactúa, mientras que al público le corresponde leer, en voz alta, fragmentos del ya citado poema. "La danza tiene una poética de la empatía. Pero no es una poética emocional, sino una poética que tiene que ver más con el sistema nervioso. En eso consisten los lenguajes que tiene el cuerpo".
Sobre el poema, Rubio explica que, en realidad, son tres poemas que abordan tres estructuras que tiene el cuerpo humano: "Yo les llamo templos: son el templo de la pelvis, el templo de la caja toráxica y el templo del cráneo. Son lugares donde nosotros emitimos y recibimos mucha información.
Yo escribí un poema para entrar a cada uno de estos templos. Este poema se quedó como algo que estaba buscando una salida constante hasta que llegó la pandemia, en la que el enfrentamiento colectivo ante la muerte, el instinto de supervivencia me hizo reflexionar mucho sobre qué es la danza y los impulsos de la vida. Me pregunté mucho cómo se iba a hacer la danza en las nuevas normalidades. Empecé a trabajar mucho a partir del prelenguaje; es decir, los sonidos. El gemido, el sollozo, el lamento son los fundamentos del flamenco. Antes de decir una palabra, el flamenco grita; antes de decir una frase, el cantaor lanza un aullido".
El bailaor dice que en el flamenco, viven la emoción y después la nombran. "Me pregunté cómo las palabras vivían el lenguaje, la relación entre la palabra, el sollozo, el lamento, la risa, la carcajada, los gemidos. Todo esto formó una conexión que le permitió dar vida a la pieza", dice sobre la obra que tiene un dispositivo sonoro del propio Rubio y Mr. Insect, e iluminación de Yunuén García.
"No hay nada más favorable que el flamenco para entender estos lenguajes, estos impulsos desbordados porque el flamenco vive de estos impulsos pasionales o emocionales y que son producto de un sistema nervioso. El lenguaje al que yo me refiero es al lenguaje empático que tenemos, como animales mamíferos. Nos comunicamos de animal-escénico a animal-receptor como público. No es algo ficticio, es algo muy real. En la danza nos comunicamos con impulsos de vida y eso es lo que el público lee", dice sobre su pieza que no tiene un hilo narrativo como tal, sino que es una investigación escénica sobre la forma en que interactúa el papel de la voz en la danza y el lenguaje del cuerpo.
Una pieza escrita a partir del poema "Prelude on love", escrito por el propio Rubio. Una exploración continuada por el artista sonoro Mr. Insect que colocó cuatro micrófonos con los que Rubio interactúa, mientras que al público le corresponde leer, en voz alta, fragmentos del ya citado poema. "La danza tiene una poética de la empatía. Pero no es una poética emocional, sino una poética que tiene que ver más con el sistema nervioso. En eso consisten los lenguajes que tiene el cuerpo".
Sobre el poema, Rubio explica que, en realidad, son tres poemas que abordan tres estructuras que tiene el cuerpo humano: "Yo les llamo templos: son el templo de la pelvis, el templo de la caja toráxica y el templo del cráneo. Son lugares donde nosotros emitimos y recibimos mucha información.
Yo escribí un poema para entrar a cada uno de estos templos. Este poema se quedó como algo que estaba buscando una salida constante hasta que llegó la pandemia, en la que el enfrentamiento colectivo ante la muerte, el instinto de supervivencia me hizo reflexionar mucho sobre qué es la danza y los impulsos de la vida. Me pregunté mucho cómo se iba a hacer la danza en las nuevas normalidades. Empecé a trabajar mucho a partir del prelenguaje; es decir, los sonidos. El gemido, el sollozo, el lamento son los fundamentos del flamenco. Antes de decir una palabra, el flamenco grita; antes de decir una frase, el cantaor lanza un aullido".
El bailaor dice que en el flamenco, viven la emoción y después la nombran. "Me pregunté cómo las palabras vivían el lenguaje, la relación entre la palabra, el sollozo, el lamento, la risa, la carcajada, los gemidos. Todo esto formó una conexión que le permitió dar vida a la pieza", dice sobre la obra que tiene un dispositivo sonoro del propio Rubio y Mr. Insect, e iluminación de Yunuén García.
« El Universal »
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