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Izquierda frena a ultraderecha y reina incertidumbre en Francia

Izquierda frena a ultraderecha y reina incertidumbre en Francia


Publicación:09-07-2024
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Aunque no logró la mayoría absoluta, la izquierda obtiene mano para negociar alianzas en búsqueda de formar un gobierno de cohabitación con la presidencia

PARÍS, Francia.- Organizada con urgencia luego de la sorpresiva disolución de la Asamblea Nacional, las elecciones legislativas en Francia tuvieron un resultado distinto al previsto por el presidente Emmanuel Macron y las encuestadoras.
En lugar de traducirse en una nueva configuración política que le permitiera fortalecer el último trayecto de su mandato, que finaliza en tres años, la alianza encabezada por el partido de Macron retrocedió, degradándose hasta la segunda posición como fuerza más grande en el congreso. Tampoco fue el triunfo anticipado por los sondeos, que en las últimas semanas colocaron a la extrema derecha, Rassemblement National (Agrupación Nacional, o RN), de Marine Le Pen y Jordan Bardella, incluso con posibilidades de obtener la mayoría absoluta, 289 diputados. Al final se quedaron muy lejos.
La voltereta vino literalmente por la izquierda. El Nuevo Frente Popular (NFP) inesperadamente se alzó con un triunfo que celebró en Plaza de la República con música urbana, pirotecnia, baile, puestos de comida y al ritmo de "ganamos", "no al capitalismo", "no al fascismo".
Según las primeras estimaciones divulgadas por Ifop sobre los resultados de la segunda vuelta de las legislativas, el Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo de 177 a 198 escaños, por delante del bando presidencial unido bajo la bandera de Ensamble, que habría obtenido entre 159 y 169 puestos. En tercera posición habría quedado el RN, de 135 a 145 escaños y los Republicanos eventualmente se llevaron entre 63 y 67 escaños.
Aunque no logró la mayoría absoluta, la izquierda obtiene mano para negociar alianzas en búsqueda de formar un gobierno de cohabitación con la presidencia de Macron y así lo ha reclamado. Pero antes de ello, el bloque tendrá que superar sus numerosas fracturas internas para presentar un líder consensuado y aceptado por las distintas tribus, incluyendo la izquierda anticapitalista de la Francia Insumisa.
"Las encuestas se equivocaron. La izquierda unida ganó, ampliamente", dice a EL UNIVERSAL Jean Jacques Kourliandsky, investigador asociado del Instituto Francés de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS). Todo indica que funcionó la estrategia de la izquierda y Ensemble de retirar de contiendas a candidatos en búsqueda de frenar el avance del RN.
El investigador sostiene que al parecer lograron convencer al electorado de que votar por la ultraderecha implicaba riesgos mayores para el país en materia económica, social e institucional.
Tampoco la extrema derecha logró llegar al electorado como se anticipaba. Y en debates locales algunos de sus candidatos sacaron el "cobre xenófobo". "El electorado confirmó algo que RN intentó borrar con Marine Le Pen moderando las apariencias, tratando de proyectar la imagen de que es un partido republicano y democrático como los otros. Al final no convenció".
Las elecciones fueron un voto de castigo a Macron. "Logró salvarse en la segunda vuelta gracias al apoyo de los electores de izquierda. Ahora va a tener que poner a un representante de la izquierda como Primer Ministro. Aunque será difícil: hay que superar las competencias internas entre las distintas familias", indica Kourliandsky.
Los comicios no aplacan los fantasmas de la extrema derecha, que quedó como tercera fuerza política y logró el mayor triunfo de su historia. "Nuestra victoria sólo se ha aplazado", dijo la líder ultraderechista Marine Le Pen. "La alianza del deshonor y los peligrosos arreglos electorales de Emmanuel Macron y Gabriel Attal (primer ministro) con formaciones de extrema izquierda privan esta noche al pueblo francés de una política de recuperación", arremetió Bardella tras divulgarse los resultados preliminares.
Attal anunció por la noche que hoy presentará su dimisión a Macron, aunque dijo estar dispuesto a prolongar su mandato si fuera necesario, sobre todo en vísperas de los Juegos Olímpicos de París. "Nuestro país vive una situación política sin precedentes y se prepara para recibir al mundo dentro de unas semanas. Por supuesto, seguiré en el cargo mientras el deber lo exija", sostuvo el jefe de Gobierno. Reconoció que a partir de este lunes el centro de gravedad del poder estará, por voluntad del pueblo francés, en manos del Parlamento.


« El Universal »