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Sabias Que Internacional


Gandhi la no violencia crítica, diferente de la pasividad

Gandhi la no violencia crítica, diferente de la pasividad
Mahatma Gandhi

Publicación:07-06-2020
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El criterio no violento del líder social no era ciego sobre la necesidad de la radicalización ni acrítico con su propia postura.

Nueva Delhi.- Mencionar a Mahatma Gandhi suele derivar de inmediato en la reflexión en torno a dos tópicos: la independencia de India del mandato británico y la protesta sin violencia.

En un contexto de inconformidad generalizada ante el estado económico y social del mundo, que ha fabricado personas multimillonarias capaces de enviar misiones espaciales privadas al espacio en medio de una de las más agudas crisis humanitarias del planeta por una enfermedad, las protestas proliferan en distintas partes del globo.

Salen a la calle ciudadanos en Estados Unidos, Chile, Ecuador, Líbano, México, Hong Kong, Colombia, Irak. Y surge un viejo debate desde tribunas conservadoras: ¿es legítimo pedir justicia destruyendo la propiedad privada, vandalizando bienes públicos como semáforos, banquetas, oficinas gubernamentales, con hogueras en las calles, con quemas?

Los protestantes suelen tenerlo claro: vale más proteger la vida humana que los aparadores de las multinacionales que han igualado los escenarios callejeros de Grecia y Turquía, Francia y Canadá, Alemania y Argentina.

Pero los sectores que están en contra de la radicalización de las manifestaciones suelen solicitar que la protesta sea pacífica.

Tal vez entonces apelen a un Gandhi que defendió con la vida su lucha por la emancipación de la India mediante la desobediencia civil. Sin embargo, el criterio no violento del líder social no era ciego sobre la necesidad de la radicalización ni acrítico con su propia postura.

“Creo firmemente que si hubiera sólo la opción de elegir entre la cobardía y la violencia, aconsejaría la violencia”, escribió el 11 de agosto de 1920.

“Por ello, cuando mi hijo mayor me preguntó que qué debería haber hecho si hubiera estado presente cuando fui atacado casi hasta la muerte en 1908, si debería haber salido corriendo y verme asesinado o si debería haber usado la fuerza física que tendría y querría usar y defenderme, le dije que era su deber defenderme incluso usando la violencia.

“Por ello participé en la guerra de los boers, la denominada rebelión zulú y en la última guerra. Por ello también aconsejé el entrenamiento militar para aquellos que creen en el método de la violencia. Preferiría que la India se levantara en armas para defender su honor a que de forma cobarde se convirtiera en una testigo indefensa de su propio deshonor”.

En momentos donde se habla de no violencia para, quizás, ocultar la defensa de intereses definidos que son en sí mismo violentos, como la desigualdad económica, el enriquecimiento de los pocos y el empobrecimiento de los muchos, se torna necesario volver a la diversidad de los matices de la historia, que tal vez arrojen luz sobre los tiempos que atraviesa el mundo.



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