Sabias Que Cultural
"Aunque haya calor, hay que salir a vender": artesanos
Publicación:25-06-2023
TEMA: #Cultura
Esta ola de calor ha afectado sobre todo la venta de artesanías, que ha caído 60%
PACHUCA, Hgo.- A mediodía el sol pega a plomo en el cuerpo, las temperaturas en Pachuca marcan 30 grados, y así, apenas protegida con la sombra de una lona, Yesenia espera que alguien se detenga en su puesto de blusas, vestidos y chalinas bordadas. Esta ola de calor ha afectado sobre todo la venta de
artesanías, que ha caído 60% y con ello el sustento familiar.
En el Valle del Mezquital, la Otomí Tepehua y la Huasteca, las familias indígenas tienen su economía fincada en las artesanías, y si no venden, muchas de ellas no comen. Con las altas temperaturas, hombres y mujeres salen al hombro con sus vasijas de barro, canastas de palma o ixtle o bordados en ropa y servilletas, algunos, los más afortunados, encontrarán un espacio en la banqueta de algún municipio o ciudad, y otras más tendrán que caminar calles y caminos en lo que ellos llaman "ranchar".
Ellos lamentan que en estos municipios no cuenten con un espacio para la venta de sus productos, no hay ni corredores artesanales, ni tampoco mercados; la calle y la intemperie constituyen su lugar de trabajo.
Para Yesenia la venta inicia a las 10 de la mañana, y levanta su puesto a las seis de la tarde; sin embargo, dice que, a las tres de la tarde, que es cuando el sol se reciente más, tiene ganas de irse a su casa, además de que apenas se vende una pieza al día.
"Si no salimos no tenemos dinero"
Antonia Doñu encabeza la organización de artesanos Wada en la comunidad del Deca, en el municipio de Cardonal. En este grupo son 17 artesanos los que trabajan el ixtle, bordado, madera, medicina tradicional y miel.
Aunado a las condiciones precarias de vida en estas comunidades, donde existe una fuerte migración por la falta de oportunidades, la gente que se queda en los pueblos ha buscado el sustento a través de lo que por generaciones se ha trabajado, como es el ixtle.
Otros más se dedican a la medicina tradicional de sus ancestros, o bien, a producir miel de plantas o de abejas.
Pero en estos días, señala Antonia, la situación se ha vuelto crítica, muchos no han podido realizar su venta, ya sea porque las altas temperaturas les impiden salir a caminar a las comunidades o asentarse en las plazas públicas, incluso para obtener los materiales como el ixtle o el carrizo, cuya producción se ha afectado con la ola de calor al no madurar.
"Las compañeras salen a vender a las plazas en espacios pequeños, y al ras del suelo tienen que colocar los productos artesanales para poder vender una pieza. Aunque haya calor, hay que salir a vender algo para el sustento de la familia, esto no impide salir a buscar el pan de cada día para la familia", señala.
Antonia explica que las ventas han caído hasta en más de 60%, ya que no hay gente en las calles, y quienes salen, apenas se detienen a mirar las cosas.
Comenta que no han recibido ningún tipo de ayuda. Tiene más de 50 años trabajando la artesanía, y la situación que se vive en estos tiempos es sumamente complicada, pues si no venden no tienen para volver a invertir y comprar sus productos.
En el Valle del Mezquital, la Otomí Tepehua y la Huasteca, las familias indígenas tienen su economía fincada en las artesanías, y si no venden, muchas de ellas no comen. Con las altas temperaturas, hombres y mujeres salen al hombro con sus vasijas de barro, canastas de palma o ixtle o bordados en ropa y servilletas, algunos, los más afortunados, encontrarán un espacio en la banqueta de algún municipio o ciudad, y otras más tendrán que caminar calles y caminos en lo que ellos llaman "ranchar".
Ellos lamentan que en estos municipios no cuenten con un espacio para la venta de sus productos, no hay ni corredores artesanales, ni tampoco mercados; la calle y la intemperie constituyen su lugar de trabajo.
Para Yesenia la venta inicia a las 10 de la mañana, y levanta su puesto a las seis de la tarde; sin embargo, dice que, a las tres de la tarde, que es cuando el sol se reciente más, tiene ganas de irse a su casa, además de que apenas se vende una pieza al día.
"Si no salimos no tenemos dinero"
Antonia Doñu encabeza la organización de artesanos Wada en la comunidad del Deca, en el municipio de Cardonal. En este grupo son 17 artesanos los que trabajan el ixtle, bordado, madera, medicina tradicional y miel.
Aunado a las condiciones precarias de vida en estas comunidades, donde existe una fuerte migración por la falta de oportunidades, la gente que se queda en los pueblos ha buscado el sustento a través de lo que por generaciones se ha trabajado, como es el ixtle.
Otros más se dedican a la medicina tradicional de sus ancestros, o bien, a producir miel de plantas o de abejas.
Pero en estos días, señala Antonia, la situación se ha vuelto crítica, muchos no han podido realizar su venta, ya sea porque las altas temperaturas les impiden salir a caminar a las comunidades o asentarse en las plazas públicas, incluso para obtener los materiales como el ixtle o el carrizo, cuya producción se ha afectado con la ola de calor al no madurar.
"Las compañeras salen a vender a las plazas en espacios pequeños, y al ras del suelo tienen que colocar los productos artesanales para poder vender una pieza. Aunque haya calor, hay que salir a vender algo para el sustento de la familia, esto no impide salir a buscar el pan de cada día para la familia", señala.
Antonia explica que las ventas han caído hasta en más de 60%, ya que no hay gente en las calles, y quienes salen, apenas se detienen a mirar las cosas.
Comenta que no han recibido ningún tipo de ayuda. Tiene más de 50 años trabajando la artesanía, y la situación que se vive en estos tiempos es sumamente complicada, pues si no venden no tienen para volver a invertir y comprar sus productos.
« El Universal »
Te podria interesar
Otras Noticias