Opinión Editorial
"Súper divisas" turísticas
Publicación:15-02-2022
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Los resultados de cierre de 2021, recientemente dados a conocer por el Inegi, muestran que el turismo mexicano tuvo un desempeño mucho menos malo que el mundial
De manera reiterada hemos traído a este espacio editorial el tema del brutal impacto que la pandemia de Covid-19 ha causado a la actividad turística, tanto en el mundo como en nuestro país. En cada uno de los dos primeros años de esta crisis de salud pública, las llegadas de turistas internacionales en el planeta se contrajeron con relación a 2019 en alrededor de mil millones, y eso sin contar la reducción en los flujos turísticos internos, lo que ha acarreado el cierre masivo de empresas, pérdidas inconmensurables y la desaparición de millones de empleos en el mundo.
En este contexto, los resultados de cierre de 2021, recientemente dados a conocer por el Inegi, muestran que el turismo mexicano tuvo un desempeño mucho menos malo que el mundial.
En números redondos, y siempre con la referencia a 2019 como año previo a la pandemia, las reducciones son de 20% en ingresos por visitantes internacionales, 25% en llegadas de turistas aéreos, 30% en llegadas de turistas internacionales, 35% en turistas fronterizos y un dramático 80% en visitantes en cruceros. A todo esto habría que agregar la debilidad del mercado nacional que, de acuerdo con nuestras estimaciones, se ubicará alrededor de 30% por debajo de 2019 en lo que se refiere a llegadas de turistas a cuartos de hotel.
Pese a este sombrío panorama, hay datos sorprendentemente buenos, que se derivan tanto del extraordinario esfuerzo de las empresas turísticas, como del hecho que el mercado norteamericano recuperó con rapidez el apetito por viajar –a lo que contribuyó, sin duda, un rápido avance en la vacunación– y muchos de sus viajes se dirigieron hacia México, país que no impuso restricciones a viajeros.
Dentro de estos datos destaca el buen desempeño en la segunda mitad de 2021 de los destinos turísticos de perfil sol y playa, particularmente Cancún, Riviera Maya, Riviera Nayarit, Los Cabos y Puerto Vallarta, que en términos generales y en comparación interanual se encuentran ya por arriba de los niveles prepandemia.
Derivado de lo anterior, el saldo de la balanza turística alcanzó un superávit de 14.6 mil millones de dólares, prácticamente similar al de 2019. Lo más notable es el desempeño de esta variable en comparación con otros rubros de la balanza de pagos. Todo lo anterior sin que el turismo tenga mayores apoyos públicos, sin recursos para la promoción turística del país, con cero auxilios legislativos y con una delicada condición en lo que se refiere a la seguridad en los destinos turísticos. ¡Qué sería del turismo si verdaderamente fuera una prioridad del Estado mexicano!
Ciertamente, hay un muy largo camino por recorrer para alcanzar los niveles previos a la pandemia. Hoy las empresas han hecho la tarea, a pesar de las adversas condiciones; el turismo sigue contribuyendo para alcanzar equilibrios macroeconómicos, pero no sólo eso, sino sobre todo, para propiciar mejores niveles de bienestar en las comunidades en las que se recibe a los visitantes.
Sería por demás deseable que, a la luz de los tangibles resultados obtenidos en el pasado reciente, la sociedad mexicana propicie un reposicionamiento de la actividad turística en la agenda pública, de forma tal que el impulso a la actividad se materialice con acciones concretas en materia de política pública, tanto en el ámbito federal, como en el de los gobiernos locales.
El fin de la pandemia y las lecciones que de ella se derivan impactarán la vida en sociedad. Con ello, se abrirá una oportunidad para lanzar una nueva etapa en la historia del turismo mexicano; ojalá que en ella, de una vez por todas, el turismo deje de ser un patito feo…
Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac
Twitter: @fcomadrid
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