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Opinión Editorial


Seguimos alzando la voz


Publicación:25-08-2022
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Aunque hay más conciencia social en el tema no es así en la esfera política. Se maneja en el discurso y no en los hechos

Siguen en aumento los casos de violencia de género en el país. Tampoco se avanza en la resolución de las denuncias realizadas.

Aunque hay más conciencia social en el tema no es así en la esfera política. Se maneja en el discurso y no en los hechos.

Es como si tuviéramos una ampolla en el pie y cada vez que caminamos nos molesta y, lo que es más, si no la atendemos corremos el riesgo de una infección. Así pasa cada vez que conocemos las estadísticas de violencia y vemos la inacción gubernamental: nos lastima la herida.

Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, ENSU, que elabora el INEGI, en el primer semestre de este año, una de cuatro mujeres refiere haber sido víctima de acoso personal o violencia sexual; el 64 por ciento de las mujeres tiene temor de caminar en las calles; el 60 por ciento por usar carreteras; el 57 por ciento de ir al mercado; y el 56 por ciento de acudir a un parque, entre muchos otros indicadores.

En el reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre enero y mayo de este año 1,122 mujeres fueron víctimas de homicidios dolosos y se registraron 385 feminicidios, cifras consideradas récord; en promedio hubo 11 asesinatos de mujeres cada 24 horas.

Las violaciones en el país registraron un incremento de casi 14 por ciento; asimismo en promedio, cada día 332 mujeres sufrieron alguna agresión. 

Y, además, están las desapariciones de niñas y jóvenes que según el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social en el país hay 8 mil 252 niñas y mujeres adolescentes desaparecidas de las cuales el 66 por ciento tiene entre 14 y 17 años. 

Los datos son fuertes, y siempre pensando que se quedan cortos.

¿Cómo no nos va a doler la ampolla? La tasa de impunidad supera el 95 por ciento; y solo un dos por ciento de los casos termina en sentencia.

Y por mencionar algunos casos…

En Nuevo León, en el caso de Debanhi Escobar tardamos 89 días después de que fuera fotografiada sola y de madrugada en la carretera a Nuevo Laredo, para saber que murió asfixiada y no víctima de un golpe profundo tras caer en una cisterna como se dijo originalmente a través de la Fiscalía de Nuevo León. Su cuerpo tuvo que ser exhumado para llegar a una versión diferente. Y todavía no están claras las condiciones de su muerte ni hay detenidos.

Mayela Álvarez del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, está desaparecida desde hace dos años y la fiscalía no ha presentado avances en el caso.

Luz Raquel Padilla de Guadalajara muerta por quemaduras; el caso tiene diferentes versiones entre las que se considera la posibilidad de suicidio para así justificar la ineficiencia en las investigaciones. 

Abril Pérez, murió en 2019 presuntamente por su marido quien sigue prófugo por un error del sistema judicial.

Un verdadero fracaso político en la disminución de la violencia de género. No hay recursos suficientes, ni personal especializado, ni acciones efectivas, ni voluntad. Sigue imperando la impunidad y el maquillaje de los datos.  

Nunca serán suficientes los abordajes de este tema. Seguiremos alzando la voz porque la herida sigue abierta.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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