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Opinión Editorial


¿Se acuerdan de Corea del Norte? Hay noticias


Publicación:27-03-2021
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En 2017, Pyongyang demostró que contaba ya con bombas atómicas 10 veces más potentes que las previamente detonadas

Hace once meses, en todo el planeta se hablaba con harta preocupación sobre la misteriosa desaparición del líder norcoreano. Hoy, casi un año después, cuando Pyongyang lanza las primeras pruebas con misiles durante la gestión de Biden, el tema atrae pocos reflectores. No obstante, la delicada situación de la península coreana no se ha marchado a ninguna parte. Apenas el 11 de enero, mientras Washington absorbía el shock del asalto al Capitolio, paralelamente tenía lugar el congreso del Partido de los Trabajadores de Corea, en el que Pyongyang adoptaba una línea dura de cara al nuevo gobierno estadounidense.

En 2017, Pyongyang demostró que contaba ya con (a) bombas atómicas 10 veces más potentes que las previamente detonadas, (b) la capacidad de miniaturizarlas y montarlas en misiles balísticos intercontinentales, y (c) la capacidad de hacer llegar esos misiles a territorio continental estadounidense. Si bien el proyecto nuclear de Pyongyang aún requiere de ajustes, quedaba claro que su posibilidad para emplearlo como herramienta disuasiva, se transformaba en una poderosa arma para negociar. Por consiguiente, más que un joven derrotado por las estrategias y las amenazas de Trump, el diálogo del 2018 exhibía a un líder que sentía que, gracias a sus avanzadas capacidades nucleares, tenía mejores elementos para negociar.

Sin embargo, la brecha entre ese sentimiento y las percepciones en la Casa Blanca, provocó que, más allá de las fotografías, las declaraciones e incluso los continuados intentos para que el diálogo avanzara, las conversaciones se estancaran en 2019. Por lo que sabemos, Trump estuvo dispuesto a ceder en el calendario del levantamiento de las sanciones. Pero Kim quiso cobrar más caro de lo que Trump estaba dispuesto a pagar, el desmantelamiento norcoreano de su central nuclear en Yongbyon, y no hubo acuerdo.

Luego, llegó la pandemia. Durante 2020, Kim Jong-un desapareció y reapareció, las tensiones entre las Coreas ascendieron y volvieron a calmarse. De su lado, EU vivió las tensiones raciales, políticas y electorales que ya conocemos, además de todos los efectos sociales y económicos por el coronavirus. Trump se fue. Llegó Biden con mil y un prioridades en su agenda y por lo que entendemos, Corea del Norte no está entre las primeras cosas que necesita resolver.

Ante este panorama, Kim busca hacerse presente. Pero a la vez, necesita balancear otros factores. La economía en Corea del Norte, ya terriblemente afectada por las sanciones internacionales, hoy está incluso peor por la pandemia, golpeada además por problemas en cosechas y por desastres naturales. En otras palabras, Kim necesita el diálogo. Pero desea también ser reconocido por su poder militar actual. A todo ello hay que añadir el factor China, la mayor aliada y sostén de Pyongyang. A pesar de sus intereses estratégicos en desnuclearizar la península, tanto China como Rusia, el otro actor relevante, pasan por momentos complicados en sus relaciones con Washington.

Con todo, habría que tomar el asunto de Corea del Norte con absoluta seriedad y contemplar un calendario de negociaciones (por largo que sea) que deberá incluir cada uno de los elementos para alcanzar la desnuclearización comprehensiva a cambio de un alivio de las sanciones y otros alicientes para Pyongyang.

Para lograrlo, no obstante, es indispensable que señales como el lanzamiento de misiles en esta semana, sean leídas y tomadas en serio, y generar incentivos para todas las partes a fin de avanzar el diálogo lejos del ruido y los reflectores, de manera mucho más honda que en los años y décadas pasadas. Corea del Norte lo necesita probablemente hoy más que nunca. Habría que aprovechar el momento.

Twitter: @maurimm



« Mauricio Meschoulam »