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Opinión Editorial


Pendientes de la Revolución


Publicación:24-11-2021
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Los ideales de la revolución de 1910 de igualdad, justicia y bienestar siguen pendientes; y tal vez, no se logren nunca en su totalidad

Como cada año en México, recordamos la revolución de 1910 que representó el inicio de nuestra democracia. El acontecimiento más importante en el siglo 20.

Ahora el gobierno lo festejó con el tradicional desfile de las fuerzas armadas, la participación de la banda de música de la Secretaría de la Defensa Nacional y la condecoración de aproximadamente mil 900 mujeres y 13 mil hombres del ejército. Desfilaron cuatro mil militares, dos mil 500 actores, más de 300 niños con trajes revolucionarios y adelitas, dos mil caballos, 71 vehículos, 15 aeronaves y hasta una réplica del barco Ypiranga que fue el que sacó a Porfirio Díaz de México. Fue el primer acto masivo oficial de la pandemia.

Antes del desfile, Andrés Manuel ofreció su mensaje en el que destacó el "nuevo orden social" creado por la Revolución, en la que Francisco I. Madero terminó con la dictadura de tres décadas de Porfirio Díaz.

Refirió acertadamente las conquistas revolucionarias “como el derecho a la tierra, la jornada de ocho horas, el salario mínimo y el rescate petrolero”.

Recordar la historia siempre es interesante a la luz del contexto presente, es decir, responder: ¿qué nos dejó la revolución?, ¿se lograron los ideales por los que lucharon Madero, Zapata, Pancho Villa, Venustiano Carranza, Victoriano Huerta, Pino Suárez y Pablo González, entre muchos otros, junto con el pueblo?, ¿qué sigue pendiente?

No hay duda de que los principales logros de la Revolución Mexicana fueron el establecimiento de un sistema democrático de elecciones y la Constitución de 1917. Con muchos agregados y omisiones, tenemos un conjunto de leyes cuyo reto es su cumplimiento cabal. Así mismo, tenemos también un sistema reconocido de derechos y obligaciones, y mayor participación ciudadana. 

En su mensaje Andrés Manuel compartió su visión de logros de esta lucha armada:

“(ahora) se respeta la Constitución, hay legalidad y democracia, se garantizan las libertades y el derecho a disentir, hay transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie, no se violan los derechos humanos, el Gobierno no reprime al pueblo y no se realizan fraudes electorales. El poder público ya no representa, como antes, a una minoría”.

"Hay algo que también heredamos de la Revolución, que en estos tiempos está resultando esencial para la transformación del país, me refiero a la contribución comprometida de las Fuerzas Armadas… (las fuerzas armadas) vienen de abajo y tienen como origen la identidad del México profundo. El soldado es pueblo uniformado y por eso nunca traicionará a su gente, nunca traicionará a la libertad, la justicia, la democracia".

“…Los integrantes de las Fuerzas Armadas son leales a la Constitución y a las instituciones, no han pertenecido ni van a pertenecer, estoy seguro, a la oligarquía. Nunca traicionarán a su gente”.

“La Cuarta Transformación que estamos haciendo es desde abajo, no sólo se está haciendo justicia, sino el ideal democrático con el que inició la revolución maderista de 1910?.

¿Coincide usted con él?

La revolución de 1910 buscaba un cambio. Fue una lucha armada para acabar con la tiranía de poder, injusticia y desigualdad. Había una exigencia mayoritaria en el pueblo para tener libertad de expresión y condiciones para una vida digna ante una profunda crisis en lo económico, político y social.

Desde esa óptica, seguimos con muchos pendientes. Andrés Manuel tiene razón en los logros que señala, pero hay precisiones que es necesario realizar. México sigue teniendo una gran desigualdad social y continúa la falta de apoyo suficiente al campo. Todo esto agravado por el narcotráfico y la violencia que genera, la corrupción e impunidad por un sistema de justicia debilitado. Además, con una economía que plantea más incertidumbre que certezas y con grandes oportunidades en los sistemas de salud y educación como derechos básicos.

Si bien no tenemos todavía la figura de la reelección, el autoritarismo de AMLO es muy evidente y preocupante. Maneja las leyes y la justicia de manera discrecional y hace lo que se le pega la gana con las instituciones y procedimientos gubernamentales. Las amplias tareas asignadas al ejército y el “decreto” que por cuestiones de seguridad protege a sus obras estratégicas para librarlas de las leyes de transparencia, son solo una referencia de sus múltiples decisiones totalitarias.

En cuanto a las fuerzas armadas, la participación en el evento del general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la defensa nacional, generó gran controversia al expresar: “las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional vemos en la transformación que vive nuestro país el mismo propósito de las tres primeras transformaciones, el bien de la patria. Se enfoca en desterrar la corrupción, procurar el bienestar del pueblo, el progreso con justicia, la igualdad, el crecimiento económico, educación, salud y seguridad entre otros rubros. Como mexicanos, es necesario estar unidos en el proyecto”. Esta identificación pública con AMLO es, a juicio de muchos, riesgosa.

José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch expresó que cuando las Fuerzas Armadas indicen en la política ponen en riesgo la democracia. Así mismo, el denominado Grupo Plural en el Senado consideró que las Fuerzas Armadas no son actores políticos y por ello deben ceñirse al marco constitucional. 

Así pues, los ideales de la revolución de 1910 de igualdad, justicia y bienestar siguen pendientes; y tal vez, no se logren nunca en su totalidad pues conforme cambian las circunstancias y actores deben evolucionar, sin embargo, los indicadores siempre serán los mismos: la dignidad, el respeto, la libertad y la democracia; como decía un maestro: examínese usted y su conciencia.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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