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Opinión Editorial


No nos acostumbremos


Publicación:13-03-2023
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Es ya un lugar común decir que México pasa por momentos difíciles.

Es ya un lugar común decir que México pasa por momentos difíciles. El populismo que vivimos en América Latina está encabezado por México que todavía aguanta en términos económicos y —quizás— sociales, pero estamos en un momento, en un punto de inflexión. El Poder Ejecutivo se apodera todos los días de la narrativa que tiene como característica la mentira disfrazada de interpretación subjetiva. Y lo peor que nos puede pasar es que nos acostumbremos al maltrato y a la mentira.

La costumbre es una práctica suficientemente prolongada de un determinado proceder a fin de que —subjetivamente— se logre al menos la indiferencia frente a ese comportamiento. Acostumbrarnos al mal puede llevarnos a perder nuestros valores, nuestra identidad y nuestra autoestima. Es decir, nos podemos acostumbrar a perder nuestra dignidad. Aquí sólo tres ejemplos:

1. Hace unos días corría en los pasillos de la Cámara de Diputados el rumor de que habían cachado un "acordeón" a alguien que había presentado el examen para consejero electoral del Instituto Nacional Electoral (INE).  Después no se supo nada. Lo increíble es que a nadie le sorprendía que en un examen de 508 sustentantes uno (o una) hubiera copiado. La sospecha aumentó cuando publicaron la lista de aprobados y los primeros seis estaban relacionados con Morena y habían sacado la misma calificación. El Poder Legislativo guardó silencio y no hizo nada como institución.

2. Hace unos días, una periodista denunció valientemente y con pruebas el espionaje que se realiza desde el gobierno. Las instituciones callaron, nada dijo la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

3. Frente al hecho de que una ministra plagió una tesis para sustentar títulos en dos universidades; la Suprema Corte de Justicia guarda silencio y las universidades prefieren esconderse, pero la ciudadanía no será silenciada.

Las instituciones empiezan a acostumbrarse a no decir nada. Ojalá los ciudadanos no dejemos de señalar que al mal público se le denuncia y se le combate.

Midamos el gran daño que le estamos haciendo a México cuando las instituciones callan y se acostumbran al silencio. Si nos empezamos a acostumbrar perderemos todos y va a imperar el odio y la indignidad. No nos acostumbremos al mal, el esfuerzo que eso significa lo merece nuestra tierra, nuestras familias, nuestro México.




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