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Opinión Editorial


Navidad


Publicación:24-12-2021
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Aquellos cuentos de navidad con que crecieron muchas generaciones, ahora adultos mayores, se han esfumado para siempre. Queda tan solo una película de terror

Pues bien, a pesar de todo tipo de calamidades vividas durante este año, la navidad ha llegado con su carga de bondad y renacimiento, que es su nombre (natividad) y su reparto de alegría y buenos deseos. Tiempo de paz, de concordia y también de perdón. La navidad es volver a nacer. Nacer a un mañana claro, lejos de la tempestad. 

Pero, diría el Grinch, ver multitudes de personas en la calle disputándose algún artículo perecedero, consumiendo lo innecesario, haciendo caso a la propaganda de la televisión o redes sociales, no es algo muy navideño. La navidad es exactamente lo contrario. Y si eso sucede se ha perdido el sentido de la navidad. Y de las posadas, que no son otra cosa más que excusas para el exceso.      

El abuso de los taxistas al cobrar tarifas inmoderadas, no permitidas por la Ley de Movilidad, tampoco es algo navideño. Qué es. Acaso la ley de comercio. Si así fuera entonces el comercio no es navideño. Las tiendas aumentan el precio de lo que ofertan, los ayuntamientos se dejan caer sobre los automovilistas con los retenes antialcohólicos que más bien son tretas para los moches. Los funcionarios del gobierno que no funcionan cobran sus holgados sueldos y su aguinaldote. 

  Aquellos cuentos de navidad con que crecieron muchas generaciones, ahora adultos mayores, se han esfumado para siempre. Queda tan solo una película de terror. Blanca, pero de terror: sólo ver el tráfico vehicular, las miríadas de personas en las calles, los centros comerciales a reventar, las filas para comprar carne de puerco para los tamales.

Pues sí, qué bueno que vemos otra navidad. La misma navidad que vemos desde hace años. Aquella, la de la infancia, se ha perdido para siempre. Quizá haya sido lo mismo, pero en menor grado. Quizá no había tanta gente. Quizá se ha perdido el sentido. Pero no habrá navidad feliz para muchas personas. 

      Los familiares de los desaparecidos no tendrán feliz navidad. En los últimos meses de este año se han reportado 607 denuncias de personas desaparecidas. De agosto a noviembre de este año han desaparecido 11 mujeres. Y se han hallado, por los ciudadanos no por las autoridades, varias fosas clandestinas. Y las ejecuciones, sean del crimen organizado, sean de otra índole, han aumentado hasta el calosfrío. No hay día que no se lea en los periódicos la muerte de alguien a manos de sicarios.  

El desempleo en la entidad y en general en el país ha crecido, a pesar de los pronósticos oficiales. Según el INEGI de 2019 a este año que casi acaba se perdieron 397 mil empleos. Y más de cien mil pequeñas empresas han cerrado sus puertas. Por lo tanto no se puede hablar de crecimiento económico en el estado, ya que las evidencias de políticas equivocadas están a la mano. Haría falta cambiar esas políticas, punitivas y recaudatorias, para que los pequeños negocios florezcan. Como se sabe, estos negocios son los que más producen empleo.

Pues sí. Habrá hoy muchas personas que no pasarán una feliz navidad. Y no es por la mala suerte o por consultas a las cábalas nigrománticas que desaparezca la magia de la navidad. No. Es simplemente por las políticas estatales y federales que no tienen como objetivo el bienestar de los ciudadanos. Quienes están en el gobierno, velando por sus intereses personales, viendo la forma de hacerse ricos, ellos sí pasarán una feliz navidad. Una navidad materialista.    



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