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Opinión Editorial


Luis Miguel: una época


Publicación:09-06-2021
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Definitivamente algo había en esa serie, más allá del cantante y su música

Luis Miguel: la serie, da la ocasión para abordar algunos aspectos, no tanto de la vida del intérprete, sino de las lógicas de una época, una idiosincrasia y una cosmovisión. 

Desde que se estrenó la serie sobre la vida de Luis Miguel, había tenido mis reservas de verla. No me interesaban en absoluto, ni los pormenores de su vida, ni mucho menos su música. Simplemente pasé de largo, manteniéndome ajeno a las conversaciones de amigos y conocidos sobre la serie, declarando sin ton ni son mi desinterés al respecto, autoexiliándome de las ansias de algunos, semana a semana, con cada episodio nuevo. Hasta que un día, sin saber mucho cómo, el algoritmo del Netflix me presentó día tras día la opción de la serie. Por lo que decidí dar lugar a tal sorpresa y ver solamente un capítulo. 

No necesito decir que quedé atrapado en la trama de la serie, y un capítulo llevó a otro y a otro y a otro y, en pocos días, vi las dos temporadas completas. Nunca en mi vida me había interesado ni por Luis Miguel ni por su música y heme aquí viendo maratónicamente la serie en dos patadas; conjeturando sobre la trama, comparando noticias con la serie, incluso, para mi sorpresa, advirtiendo que, de alguna manera extraña, me sabía y tarareaba algunas de sus canciones. Usted podrá decir, ¿Y eso que tiene que ver? Déjeme decirle que para un rockero y metalero declarado, como es quien escribe estas líneas, fue una sorpresa, no tanto por no gustar de otros géneros musicales, lo cual disfruto, sino porque nunca me imaginé ver una serie sobre Luis Miguel y descubrir que me sabía algunas de sus canciones, incluso que estaba al tanto de algunos de los datos de su biografía, como el misterio en torno a la desaparición de su madre.

Definitivamente algo había en esa serie, más allá del cantante y su música. Dejé que la interrogante flotara un par de días, vi el último capítulo de la 2ª temporada, y me dispuse a escribir estas líneas. 

La primera frase que surgió fue: la vida de Luis Miguel, su carrera y su música, más allá de los escenarios, representan una época, es decir, poseen las marcas subjetivas y socioculturales de un momento histórico de una sociedad y de un país: las formas de ejercer el poder en México y su relación con la farándula, la estructura y relaciones en las familias, el machismo, el lugar de la mujer y los hijos, entre otros tantos asuntos que directa o indirectamente la serie menciona. Por ello, cuando asistimos a su proyección, podemos reconocer las marcas de una época, sentir que algo se muestra y lee ahí, se interpreta, relacionado con la vida de aquellos años, por lo tanto, sentir que se dan algunas respuestas al respecto, ver para verse en aquella época, que algo de allá retorne y se viva, se repita y quizás se procese de otra forma. 

Algo parecido ha sucedido con los fans de las series sobre narcotráfico, guerras épicas, dragones y reinos lejanos, Cobra Kai, hasta la próxima reunión de Friends, entre otras tantas series, que resurgen y resisten al paso del tiempo, mostrándonos algo, un gesto, una pieza perdida, al tiempo que nos interpelan sobre asuntos compartidos, como la vida, la lealtad, la felicidad, la existencia, la lucha entre unos y otros, la libertad, etc. verdaderos documentos filosóficos, como algunos no han dudado en llamarlos, pues son de impacto, tocan el cuerpo, mueven las conciencias; que además de retratar, divierten  y cuestionan nuestras formas de vida. Que al prender el televisor, la producción de la serie o película, muestra, como en un sueño, interrogantes, es decir, algo de esa verdad, que al principio se creía ajena, extraña y por momentos distante, pero que después de andar un trayecto, se redescubre, cercana, propia y compartida.   



« Camilo E. Ramírez »