Banner Edicion Impresa

Viernes 14 de Marzo del 20258:54:23AM

Opinión Editorial


"Los terroristas" mexicanos... ¿victoria para quién?


Publicación:02-03-2025
version androidversion iphone

+-

El inédito traslado de 29 narcotraficantes a EU marca un hecho histórico por su carácter excepcional y está cargado de simbolismos que merece la pena analizar

El inédito traslado de 29 narcotraficantes el día de ayer a Estados Unidos marca un hecho histórico por su carácter excepcional y está cargado de simbolismos que merece la pena analizar minuciosamente para evaluar el posible impacto que tendrá a corto, mediano y largo plazo en nuestro país. En primer lugar, es un evento único en su tipo, comparable únicamente a la masiva extradición realizada durante el sexenio de Calderón en enero de 2007. En aquel entonces, cinco entidades federativas enfrentaban graves problemas de violencia derivada del crimen organizado, especialmente del narcotráfico. Es probable que dichas extradiciones hayan contribuido a un aumento en los niveles de violencia, extendiendo su impacto con fuerza a otras cinco entidades federativas.

Casi todos los 29 narcotraficantes entregados al gobierno estadounidense estaban fuera de circulación en sus actividades criminales y su influencia en sus respectivos cárteles había disminuido; además, la gran mayoría había sido detenida durante los gobiernos de Calderón y Peña Nieto.

Sin duda, el narcotraficante que encarna el mayor simbolismo entre los 29 es Rafael Caro Quintero. Durante décadas, su captura fue un anhelo obsesivo de las agencias estadounidenses, particularmente de la DEA. Que este personaje enfrentara la justicia de ese país se había convertido en una meta histórica, cuya demora de casi cuatro décadas resulta difícil de entender sin considerar las incógnitas y señalamientos directos hacia las políticas de Estados Unidos y México en los años ochenta.

Este traslado representa un triunfo para los policías estadounidenses, quienes, bajo esa regla no escrita de la "delgada línea azul" —que simboliza la hermandad profesional—, persiguen y repudian a cualquiera que atente contra la integridad o la vida de un elemento policial, sin importar la institución. Este principio une a los millones de agentes que operan en ese país.

Las consecuencias de estos traslados las conoceremos probablemente a mediano plazo. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en 2007, la obsesión de Donald Trump con el tema del fentanilo y el narcotráfico, junto con la reciente declaratoria de organizaciones terroristas extranjeras, podría desmoralizar a los grupos criminales que operan en México, disuadiendo así el aumento de la violencia, ya insostenible, que padecemos dramáticamente en la República Mexicana. No obstante, es imprescindible atacar con firmeza la enorme demanda de drogas en Estados Unidos, pues solo así se podrá garantizar, a largo plazo, una solución al devastador negocio del narcotráfico.

No se puede subestimar lo positivo de este acontecimiento, pero igual de grandes serán los cuestionamientos permanentes sobre la legalidad de estas acciones institucionales. Aun así, la justicia reclamada por las víctimas y sus familias parece llegar en un momento en que, tanto a nivel nacional como internacional, se pone en duda la honorabilidad, la legalidad, la legitimidad y la transparencia de los gobiernos de nuestro país.

No se puede subestimar lo positivo de este acontecimiento, pero igual de grandes serán los cuestionamientos permanentes sobre la legalidad de estas acciones institucionales. Aun así, la justicia reclamada por las víctimas y sus familias parece llegar en un momento en que, tanto a nivel nacional como internacional, se pone en duda la honorabilidad, la legalidad, la legitimidad y la transparencia de los gobiernos de nuestro país.




« Alberto Capella »